ALICIA EN EL PAÍS
ni he podido viajar a Gran Bretaña.
No fui a Lima por fin
ni a Miraflores
ni me casé contigo.
Nunca escribí el libro que queríamos
-unos versos serenos y apacibles
bellos,pálidos,irreverentes-
y no pude leer la Biblia en esos años.
No fui a misa, es verdad.
perdí el escapulario
o lo escondí por miedo y ambición.
Rompí la esquela de tu dirección
porque se hizo peligrosa.
Te cambié la identidad en las fotos de grupo:
"la de los ojos claros
y la blusa azul
es una joven marxista peruana".
Pero al final las escondí también
o se perdieron.
Esto,como verás,ya no es un mensaje de amor
sino una crónica impura
de un ser humano
en su vórtice negro.
Porque después resueltamente
me hice simulador profesional
un animal ajeno
amaestrado y escurridizo
que yo mismo no quería conocer.
Hallé mientras te borrabas
y te desvanecías
amor,imitaciones y carne de poesía.
Trabajé como indigente
y borracho oficial en mi país
durante varios años
y renuncié al empleo.
Estoy muy viejo
y lo único que he perfeccionado últimamente
es mi manera de mirar el mar.
Espero que estés viva
y que te alegren estas noticias mías.
Sigo en La Habana
Alicia
sigo en La Habana
en Cuba
que es el país
por lo menos
de mis maravillas
y lo recuerdo todo.
según la versión que consta en CRÍTICA revista cultural de la Universidad Autónoma de Puebla,México, febrero-marzo de 2000, Nº80.
hola Alejando
ResponderEliminarme parecio muy triste, son palabras de alguien que esta solo,
y recurda su vida y su amor...
un beso
Triste, verdaderamente triste. Un relato de vida resumido en breves palabras. Vuelve a la Habana amigo.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Es sublime, capaz de perforar el alma del lector con balas de emociones.
ResponderEliminarHa sido un placer visitar tu blog, gracias por invitarnos.
Cordiales saludos
Hola, Alejandro, ¿qué tal? Encontré tu blog hace un rato, y me puse a leer. Seguiré leyendo. Saludos desde San Vicente.
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