aquellos que suman el anonimato a sus agravios
cuánto dolor sin nombre
qué pozo de la envidia
si supieran
el honor que confiere la cobardía
a quien se arroja
no persistirían, supongo
en esa cuna de impotencia
esos desgarros minúsculos
del ego imaginario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario