necesidad
llega la locura a casa
se pone a coser
a cantar
a mediodía, mi chiquito
le ofrece vino
pescado
mi traje sastre
tu vestido
son para la tarde
la demencia cuidará la casa
los juguetes
para ser felices
- dice, caminando por la plaza,
desnuda entre los árboles-
sólo es necesario:
no sentirse lo más importante del mundo.
Mi corazón era un hotel
mi corazón era un hotel
vestidos de fiesta
los huéspedes se iban sin pagar
a los portazos
es cierto
a veces
una mujer lloró en sus ventanas
hasta cansarse
es cierto
yo era el que lustraba los zapatos
es cierto
hubo temporadas malas
problemas de humedad
palmeras muertas
todo eso es cierto
también la luna
y el loco que cantaba
mi corazón era un hotel
ahora parece una casa
una casita blanca.
casi se ha ido la luz
como otras veces
he dormido casi toda la tarde
imagino
cómo
cómo me vería alguien que
abruptamente
entrara a esa pieza
en esta tarde de setiembre
atravesado en la cama
de una casa modesta
vestido con un jean y una camiseta
manchada con gotas de naranja y chocolate
en este barrio
en este mundo.
y he permanecido allí algunas horas
con los sueños
con breves sensaciones de plenitud física
de espera
al despertar
casi se ha ido la luz
siento, entonces,
dolor y culpa
aunque
en realidad
nada de lo que debo y puedo hacer
devendrá en materia útil
urgente
necesaria
probablemente
mi vida y mi escritura hayan sido
hasta ahora
este cuerpo tendido
entre la pobreza
la ciega plenitud
y los sueños.
esa respiración jadeante
la saliva que va dejando rastros (lentamente visibles)
entre la boca y la negrura
sobre una sábana azul
y la luz que decreció en la proporción exacta
como para que uno se sienta
vagamente culpable
precariamente sabio
sea quizás
el crimen de los hombres
la incumplida promesa de otros años.
de Esquina del Universo,Alción Editora,Córdoba,2001
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