Planetas
a F.C
Lo curioso es que se ha desprendido
un pedazo de mampostería del techo del restaurante
donde comemos,y que no estamos borrachos todavía.
Si esos escombros hubieran caído
sobre nuestras cabezas...
Si el vino oscuro se hubiera
apoderado de nuestras lenguas
y la charla se nos llenara de muertos...
Yo,que he leído con devoción sus poemas
y convertido en un manual de primeros auxilios
el hálito que se desprende del latigazo de sus frases,
le pregunto si hay un secreto para su arte.
"No tomarse en serio la literatura
-me dice-
y ser un lector de la propia obra".
Después viene el café,la cuenta,la caminata
bajo un cielo que se va poniendo espeso.
Mientras la tormenta desparrama sus estruendos,
nos vamos separando.De vuelta cada uno
luego de un provisorio alineamiento
al perímetro de su órbita personal.
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Admitamos que es válido el argumento
del que afirma
conversar con las estrellas
y hace de lo bello
una disciplina castrense :
cultiva orquídeas,
evita el plástico,
silba de corrido
el concierto para clarinete
y orquesta de Mozart;
desprecia con frialdad a sus contemporáneos.
Pero también hay que escuchar
las razones del que dice
(con grasa en la yema de los dedos)
que la lengua
es una llave pulsiana.
Y,fiel a sus convicciones,
ajusta los sustantivos
de sus versos
para que el poema
se yerga,sólido y austero,
en la ventisca de la época.
de, una música anterior,Ediciones Recovecos,Córdoba,2010
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