martes, 5 de octubre de 2010

ALEJO GONZÁLEZ PRANDI (ARGENTINA,1974)

Preguntas y respuestas de la casa

quién dejará la casa
quién irá a visitar mi muerte
qué harán de la casa cuando no pueda estar
qué palabras serán dichas como atmósferas
qué se cruzará en el camino como un sol

volveré entonces a la casa para saber quién anda

                           por ahí
volveré con ánimo de palabras no dichas
volveré temprano y sabré qué hacen de mi muerte
cuando no estoy
volveré si es verdad que aman a la casa

por qué no se llevan la casa lejos de mí
de los otros que están en mí
por qué no la dejan tranquila con sus funciones
de lágrimas sombras y fantasmas
por qué no hacen de la casa un lugar para 

                los amigos en el corazón
por qué no construyen una casa que tenga sólo 

                      lugares para amar
por qué no una casa con otra adentro y otra adentro
así hasta el final de todas las casas

volveré para robar los momentos no vividos
volveré con nuevas máscaras de mujer
volveré para encontrar las distancias que se van de

                              la casa
volveré a cavar los gritos los golpes las deformaciones
que hacen a la historia de la casa
volveré para encontrar la casa en lo profundo de mí


Pregunta

¿cuál es tu pregunta en la poesía?
¿si estás muerto?
¿si volverás a estar muerto?

tu pérdida es genealógica
tu paisaje viene de lejos
lo tenés escondido nauseabundo heredado

no sabés de otra intemperie
no mordiste la tierra sin dejar de soñar un muerto

es el viento la frondosa lentitud que no llegará 

                                        nunca



Artificio

toda esta soledad es una costumbre
una coraza donde los muertos
anuncian el artificio
de un animal
que todavía puede ser atravesado


La odalisca

 

no es cierto que la poesía
acudirá a mi muerte
la mazorca del invierno
pondrá una odalisca sobre mi mano
para que no se note la soledad





La vida oscura

 


qué es perder
amigos
en nuestra vida oscura

el dolor
por nosotros mismos
es tan inútil y necesario

qué es perder
en nuestra vida
y después darse cuenta
que los muertos nos han cambiado


Sobremesa

 

he dispersado todas mis fuerzas
celebré el instinto
nunca me hice de una canción
de un libro de cabecera
de un lugar donde establecer una comarca
un delirio
o un conciliábulo de martirios fundados en la fe
de que todo lo asesinado por uno mismo será poema
intemperie del espíritu sin frontera de Dios
comunión con un aljibe un mantra una esfera
que trazan el círculo a lo que jamás llegaré
por ser adiestrado en los dominios de un fuego de

                           soledades
de una infancia que tuvo el largo privilegio
de abandonarse a sí misma
y descubrir el auspicio de los entierros
la mismita llama de luz en la saliva
sobre los restos de un mantel
que conforman el furor

de haber vivido


  de El Deshoje, Ediciones Último Reino, Buenos Aires, 2007

4 comentarios:

  1. Estimado Alejandro: ha sido un verdadero placer leer los poemas de Alejo González, un poeta de pluma afilada como un cuchillo, capaz de rebanar la realidad de un zurdazo.
    Un fuerte abrazo fraterno desde Costa Rica

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  2. ¿Qué tal, señor Alejandro Schmidt? Un gusto leer su espacio, el recuerdo de Alejo González y la poética presentada aquí, pulcra y perfecya. Saludos y muchas gracias por escribir.

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  3. disculpa, quise decir perfecta*: creo que no tengo la perfección para escribirlo.

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  4. Los pequeños silencios, como ladríllos, unen las palmas de las pequeñas nadas, hasta construírle casa. Y allí el vacío que no se propone serlo, elige capas y (espadas/espátulas).

    Besos Ale.

    PD. Nadie la tiene Diana. Por eso la buscamos en la palabra poética.

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