Me excuso
no depende de mí el albor
tus ojos en el agua
lo que harás mañana
disculpas también
daré las gracias
serví a un turbio dios
a una reina loca
pude traer copas
hurtar la daga
de aquellos adversarios que volaban
ideas emociones
lo muy nuevo
adentro
la vida parecía
un fuego amable.
Ahora
saben
firmé la carta
renuncié
me fui despacio
a nadie consulten
buenas noches
tropieza el mundanal
se hizo
tarde.
Ay alejandro, al leerte me pregunto qué hago escribiendo. Porque al otro extremo de la palabra, personas como tú existen. Y nos recuerdan que la poesía es posible. Gracias por ser y deshacerme. Un beso.
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