Un hombre va al trabajo
con una chaqueta liviana y una camisa
gastada, celeste, a rayas
camina bajo el temporal
hunde sus botines de caza
con el opaco gesto que guardó desde su infancia
la lluvia equivale a su elogio de lágrimas
y esa pobre vieja torpe
-es lo que piensa mirando adelante
un brazo sobre el corazón cubriendo su camisa-
y es pobre vieja torpe
es tu madre
el sitio donde te transfiguraste…
Cuando llego a la escuela industrial
donde vigilo la sangre de los niños
las secretarias me miran con piedad
(con ese amor destinado al que perdió su vida
y no lo sabe
al que perdió su vida y lo sabe)
y me prestan un peine y una toalla rota
esa misma en donde limpian sus aguas
de tintas y restas…
Estoy conforme
no quiero que nadie me de nada
sólo abran las puertas del Infierno
y caminaré hasta las pezuñas de oro
mojado por la memorias de la eternidad
ando pegado a la pared
para evitar la ceguera de los autos
una puerta se abre
y veo
los tormentos de un ambiente apacible
mujeres con mirada de taza
adolescentes rizados por la lluvia
el padre desnudo en su piloto
en esta situación animal descubro mi inocencia
madre
la ropa que me diste
ya la gastó tu hijo
comprando tu silencio
mirame ahora como siempre
soy ese hombre que camina bajo la lluvia
pensando en tantas cosas.
de Escuela Industrial,segunda edición corregida y aumentada,Editorial Recovecos,Córdoba,2008
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