viernes, 24 de septiembre de 2010

LA JUSTA

Tiene manual.
Es un folleto escrito por un psicótico con fantasma de juez.
Faltan hojas, hay líneas tachadas, borrones, el título cambia según sus malestares físicos
las acometidas climáticas
o ciertas inextricables señales del día

de cualquier día.

Todo
está segura
es un lapsus de dios.

Lo sobrenatural deviene en confabulación
la fortuna, el benevolente azar
cree
provienen de los sacrificios
el agostamiento,
supone que esa fatiga conmueve al dios
al arbitrio de ese dios demasiado humano
a quien proyecta y adora
estrictamente
mediante reproches y promesas…

Como profesional de la culpa
sólo la calma agónica
el bordecito de la muerte
le justifican
por ejemplo
haber comido de más
una alegría,
un respiro.

Los microglóbulos de Fliess
son  tinta
y vástagos de su incansable monólogo paranoico.

El viernes vaporiza agua bendita por la casa
pero no reza ni pide perdón por sus afrentas
sino que es agitada por un eco más o menos así:
contra vos, contra ella, contra ellos y aquellas
para que no entres
para que no puedan
para que te mueras.
 
Confía en que el paraíso de dios sea una telenovela
allí todos encuentran un final
feliz
los ciegos ven, los paralíticos andan.

Debajo de la dulzura
la vacilación
goza su temor ante los otros
los lee como cajas enigmáticas
en ocasiones
se entrega a la confianza
aturdida por empatías
instantáneas interpretaciones simbióticas
y después de
la esperada y esperable decepción
crecen las efemérides del odio:

son demonios
víboras
me quieren mal.

Posee la inteligencia del caos

a menudo acierta
pero nunca sabe por qué
entonces
sospecha interminablemente su logro
hasta desmontarlo
y convertirlo en
un muestrario del fracaso.

Narra su vida
como un camino en la nieve
soles lejanos
sombras de lobos
y una gran voluntad.

Excusa a menudo
el inconveniente de haber nacido
convencida de que
los otros
(seres y elementos varios del orden natural)
perdonarán su larga marcha secreta
por ese camino que nadie intuye
y esa nieve
que ninguno sufre.
 
Cuando el juez dormita
está desnuda como una niña en el patio del verano
es lo mejor de ella

se ilumina
y
justo entonces
despierta el magistrado
quien
por otra parte
sufre insomnios
irritaciones

y grita poderoso
su sentencia al viento.

Percibe el futuro como un creciente
círculo de espinas
donde acaso la magia
la beneficie
por el estricto mérito
del dolor cumplido.

El día y la hora de su muerte
sabe
desconoce el año.

¿Quién podrá ser más justo que yo
quién se ha quitado tanto
y con tanta razón?

Esa pregunta es su respuesta
hasta que algo se cae
se rompe o raya o mancha
(algo material, psíquico o emocional
correspondiente a cualquiera de las cuarenta dimensiones
aceptadas por la física del siglo XXI)
y entonces
por causa de ese desorden
-presente en su lógica como escándalo o amenaza-
el manual se abre nuevamente
en la página tanto
y siempre en el párrafo 14
y todo recomienza.

Re
comienza.



Publicado en Revista Diccionario,Nº6,Año 2,Otoño 2009,Córdoba.

1 comentario:

  1. Caen dioses afuera, curvando el perfíl de piedra. Pedazos del cieo no dejan de crecer en el infierno. Heridas de silencio, obligan a viajar por sondas.

    Mil besos Ale.

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