Salieron con su primer libro al mundo y el mundo los miró como siempre, los comió como siempre, los salteó como siempre.
Salieron con el vigésimo libro y resultó peor… el mundo ya no estaba, las bocas, los oídos, flotaban distraídos.
A la panadería, al hiper, al farmacéutico acudieron con el recorte del diario, la revista, la grabación, la performance, la foto y les cobraron de más, por pelotudos.
Hasta al silencio se arrimaron y no había lugar (al silencio no le convencen las palabras, la música, los gemidos…el silencio es una casa de nieve, una casa, nieve).
Tropezaron con las novias, amigos, parientes…los encontró el patrón leyendo, escribiendo, contemplando oyendo esa vocecita presumida, urgente, necesaria, quisieron explicar hablaron del dolor, de la caída de occidente, la profecía, el martirologio, el aura…solos, solos o persiguiendo a la amante, los funcionarios, tironeándoles la ropa no se vayan, no se vayan aún tengo mucho que decir…
Ficharon en talleres, los dirigieron, cobraron –vendieron premios, alquilaron…
Salieron con el vigésimo libro y resultó peor… el mundo ya no estaba, las bocas, los oídos, flotaban distraídos.
A la panadería, al hiper, al farmacéutico acudieron con el recorte del diario, la revista, la grabación, la performance, la foto y les cobraron de más, por pelotudos.
Hasta al silencio se arrimaron y no había lugar (al silencio no le convencen las palabras, la música, los gemidos…el silencio es una casa de nieve, una casa, nieve).
Tropezaron con las novias, amigos, parientes…los encontró el patrón leyendo, escribiendo, contemplando oyendo esa vocecita presumida, urgente, necesaria, quisieron explicar hablaron del dolor, de la caída de occidente, la profecía, el martirologio, el aura…solos, solos o persiguiendo a la amante, los funcionarios, tironeándoles la ropa no se vayan, no se vayan aún tengo mucho que decir…
Ficharon en talleres, los dirigieron, cobraron –vendieron premios, alquilaron…
Hubo valientes que esperaron...sabrán de mí ,tarde o temprano esta voz habitará en el mármol... la silla era incómoda,el horizonte largo.
Y después de una vida (o más sencillamente después de una adolescencia, una primera juventud, la aciaga madurez, otras derrotas…) miraron sus palabras, los largos reclamos del orgullo, el honor de una noche, la vanidad de un día y se sintieron desdeñados, mentidos, obturados y quisieron volver
ser,
los otros,
poner un quiosco, cobrar, salir de vacaciones…
A la poesía no le importa, en su palacio el oro rueda hacia el abismo, la espuma aplaude…
A la poesía no le importa, en su palacio el oro rueda hacia el abismo, la espuma aplaude…
a veces,
entre siglos,
llega un hombrecito, una mujercita, helados, delicados
a su presencia en la Nada
y entonces
ella
abre su boca rojísima y grita como un muerto
¡¡¡bienvenidos, bienvenidos!!!!
Así sucede.
hola Alejandro
ResponderEliminarmuy fuerte, heavy, pesado lo que esta escrito..esta bueno, pero es muy dramatico para mi....
besos
Estimado Alejandro: es un poema maravilloso, meteórico, salvaje, apabullante. Arrastra con sus paradojas, sus contradicciones. Te deja precisamente en el principio de los principios, cuando la esperanza aún gatea entre las palabras.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno desde Costa Rica