Modesto y elegante como una camisa blanca
el auto
cruzó las avenidas
hacia Oriente
el cielo soltó sus materiales
y
olvidada ya la discusión
me puse a caminar más cerca tuyo
sin mirarnos casi
sombras en el ausente día
conversamos
de soledades y fervores
en la esquina de casa
el cielo
abrió sus ramos amarillos
y la angustia
la voluntad de vivir
desprendieron
su capa tenebrosa
esa
era la solución
abrir el rostro
en este doméstico paseo
y avanzar
como esas moléculas
que el viento retuerce
hacia arriba,hacia arriba.
de El diablo entre las rosas,Libros del Empedrado,Buenos Aires,1996
Hermoso poema, Alejandro. ¿De qué habrán hablado? ¿Quién; quiénes? ¿Hará mucho? Y sin embargo, ningún dato esencial le falta al recuerdo en el poema.
ResponderEliminarSaludos.