Estuve esperándote en la tarde
¿Acaso no lloran los muertos?
eso creí siempre
que una gema de dolor
coronaba
la suma del tiempo
-que morir era mirar
a través de ese cristal
obra de ángeles-
en ese patio
ocupa el universo
su precaria verdad
¿Acaso no lloran los muertos
por el sentido terreno del amor?
mientras aguardaba
un insecto
desprendido del alma del mundo
atravesó el árbol paraíso
(sometido a la mortalidad de la luz, a la carne del ojo)
instantes, visiones
gestos mentales
derrochados
en la necesidad de decir
deseo que comprendas
la modestia aprendida
en los libros del desierto
la voz que no debiera escucharse
sin media vida de dolor
así podré entregarte
estas horas pequeñas
que alzaste dentro de mi aflicción
leyes hechas de sueños
palabras amadas por el viento
¿Acaso no escriben y se
abrazan
impronunciables?
por eso deben llorar los muertos
para mi
entre las sombras del patio.
de Llegado así, Editorial Recovecos, Córdoba, 2006
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