Los libreros que, carecen ya de la coartada de algún gusto, algún saber más allá de las notas compradas (alquiladas o prestadas) en los medios,los precios del papel y la mafia de las distribuidoras,basta con acudir a alguna cadena de librerías para hallar los burros adelante y atrás del mostrador,espejos de sombras,kiosqueros que aducen : no hay lugar en las vidrieras,los estantes,el cerebro,el alma;agravian la poesía argentina.
Los poetas de las tres o cuatro ciudades del país con agendas encadenadas al dispensador de becas (el funcionario,del funcionario,del funcionario del presupuesto enteco ad hoc)espacios,cargos,turismo (encuentros,conferencias,congresos,festivales,charlas,boludeces...),los poetas hacedores -cómplices,victimarios-de las instituciones culturales o de dentistas suponen que, el sello de goma,el membrete o logo, les brindará el lugar ése adonde no los llevó el talento,y son barridos con las migas del neocapitalismo para la devoración del perrito, pasatiempo del ogro filantrópico son;agravian la poesía argentina.
Los docentes -en ese arco mal tensado que va desde el kinder hasta los postgrados-con su canon de best-sellers para algunos ,sus críticos e historiadores (oficinista de las letras,peldaños vocales,ratitas,empachos...) gente que, como no pudo aprender se dedicó a enseñar,lo cual me parece muy bien para las ingenierías pero no, para el movimiento del alma en el corazón del mundo.Sujetos que,al carecer de la dignidad del cartonero,hacen papers,libritos abstrusos,donde el conocimiento cumple sus bodas con la oscuridad,notas al pie de la confusión, citas (cintas) del tráfico de influencias...basta verles el estreñimiento,la crispación,el modelo de gafas;agravian la poesía argentina.
Los periodistas así llamados culturales,especialistas en novedades,mulas del compromiso librero,editor,autor...tinterillos,cagatintas,pedantes,olvidos... hacen espejo con los docentes y se consuelan en la diversidad de su poderes,unos tienen rehenes,los otros ,ilusos del saber;agravian la poesía argentina.
Los gobiernos;los bibliotecarios;los lumpenes que suponen-con más estupidez que inocencia-que la poesía es una de las consecuencias de la cerveza o la falopa mal rebajada y no la raíz,el raro abismo;los intelectualoides que leen rápido y mal aquello que se escribe despacio como la eternidad;los pitopáusicos y menopáusicas que,luego de haber fracasado en casi todo (menos en la salud del narcisismo y la consecuente desdicha)mutan en lectores de playa,escritores para la familia,presentadores de libros,conductores de f.m,servidores de premios y sobre todo carne de talleres o tertulias literarias donde los convencen -por una módica suma, o no, depende del renombre del estafador-acerca de las virtudes,las potencias,los estilos de estos administrativos,profesionales o peluqueras jubiladas y entonces, a través de lecturas recetadas,suplementos culturales y manuales de ejercicios se convencen -ya perdieron la guita, el tiempo sumado a todo lo que perdieron en las cajas neuronales del sentido común- ¡¡¡hay un camino!!! hay un camino y es la persistencia,la nota en el pasquín y el aplauso de Andrea...etcéteras de nieve sucia son;agravian la poesía argentina.Los poetas que, en sus precarias bibliotecas, acumulan-es un decir- títulos de poetas que no pertenecen a la lengua y mucho menos al país y menos aún a los contemporáneos,para no hablar de los vecinos de la ciudad o la región,no los leen,ni difunden,ni comentan y se hunden en el patetismo de las malas traducciones (el sentido,la música,el ritmo,la circunstancia para siempre ajenos) repiten la política del puerto de Buenos Aires,la tilinguería,el colonialismo,mugre de máscaras,pececitos de colores;agravian la poesía argentina.
Las antologías de Buenos Aires que, fatalmente titulan Antología de Poesía Argentina para la confusión y consternación de propios y extraños,con la esperanza de saquear -una vez más - el legado espiritual del país;agravian la poesía argentina.
Impresionante descripción de un universo que parece igual en todas partes, las grandes transnacionales del libro solo publican Best seller, que una multitud de seres anodinos alaban como si fueran las últimas maravillas de la civilización. Libreros, talleres literarios, periodistas son culpables de este carnaval sagriento.
ResponderEliminarsí,querido cristian,todo hay que decirlo,una vez más,abrazos y gracias por lectura y palabras
ResponderEliminarYo diría que es como un padre nuestro de la realidad escritural argentina. Muy bueno Ale, para reproducir al infinito con la esperanza de que cambie.
ResponderEliminarUn abrazo
Jorge Dipré
Alejandro...¡qué bueno oirte!...
ResponderEliminarGracias Alejandro
ResponderEliminarTe felicito Alejandro! Magistral! Un abrazo.
ResponderEliminarMe sumo al espíritu de tu todo hay que decirlo, Alejandro.
ResponderEliminar(Andrea... ¿quién es?...)
R. R.
Te como a besos como cada vez que te encuentro, Ale. Te olvidaste de los cuatro pelotudos que no escribieron una sóla línea que les conceda el aval justo para justificarlos como jurados de grandes premios que ellos sólo otorgan a su amigos, más malos que ellos porque les hacen menos sombran y los tienen de laderos; los que hacen festivales de poesía que cuestan la canasta familiar de cientos de hambreados, y los llenan de performanceros que no dicen nada nuevo, y lo dicen con palabras pasadas por la piedra de los siglos, y aunque las Elegías de Duino se los traga vivos, siguen diciendo pavadas; esos inéptos que creen que la poesía es eso que sale de sus puteadas más vacías de contenido y no "Combate y trabajo", como decía Inchauspe conversando con Saer, que también decía en El Arte de Narrar: "Cada uno hace con las herramientas que recibe, la lengua a su manera, con las reglas de su pasión. Y de eso ni Emmanuel Kant, estaba excento." Pero ellos no recibiron ninguna herramienta y la pasión no les alcanza para inclinar esa balanza que ni los puede sopesar. Y que tanto agravia a la poesía argentina. Pero te cuento lo que me dijo un poeta de tu tierra y cuna de poetas maravilloso/as, cuando le recordé los versos de un poema tuyo por teléfono (a Claudio Amancio Suárez): "pero bueno, conce, el Alejandro es uno de nuestros mejores poetas, quizás el mejor, gringa". los agravios de esta gentuza son para ellos mismos. La poesía argentina respira y colea solita sin ellos. Que se jodan. Perdoná mi léxico, pero no tengo ni media tinta en la Epson Stylus TX155, y no me puedo imprimir en tu pensamiento de otra manera más mesurada como debiera. Y como no le debo nada a nadie, igual que vos: "el debiera no existe". No te amargues. Te adoro.Conce
ResponderEliminarConcepciòn Bertone
Ale, me sumo a tu grito.
ResponderEliminarBesooooooosssssss
rolando,"Andrea" es (como se decía antes)una licencia poética...sería mejor que fuera una licenciosa;pero bueh)
ResponderEliminargermán;un abrazo en los nidos del sur...vendavales...desiertos
concepción;no, no me amargo -ya me amargué y desamargué hace mucho -el tema del oprobio es infinito;sigamos,como siempre,con el tema de la luz...en tu abrazo, el mío
El matrimonio Blogger (para mí son matrimonio y conservador) se comió mi comentario. Decía algo así: Adhiero y firmo donde haya que firmar. Y agrego también que la agravian los envenenados por el narcisismo, los que se mueren por salir en los supuestos suplementos "culturales" aptos para envolver los huevos, los que pisan cabezas para que solo se vea la suya, las camarillas de amiguitos que se reparten una torta con sabor a asco, los que jamás se comprometerán políticamente y, si lo hacen, coquetearán con la derecha, los que escriben pero no leen, los que ponen el cuerpo solo para salir en la foto y autopromocionarse, los veletas y acomodaticios. La rabia de Concepción también es la mía. Gracias por decirla, por nombrarla. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarmariel,la única respuesta es ser sinceros,la única pregunta es el enigma...y mientras tanto (digo mientras medran los mediocres)van tus palabras,las mías a ese candor furioso de la luz,abrazos...
ResponderEliminarExcelente Ale, gracias por éste artìculo, un abrazote Gus.
ResponderEliminarBueno Ale te dejo mi abrazo, dejè un comentario anterior pero se ve se fue...
ResponderEliminarHe visto el blog, ademàs de tu artìculo, està muy bueno.
Gracias, Gus-.
Es saludable leer estas líneas que son como una catarata de frescura y un aliento a seguir fuera de la triste farándula, de la innoble propaganda, del cholulismo poético.
ResponderEliminarHacer poesía es un trabajo, una indagación en la forma y la palabra. Que los mercaderes sigan hablando de poesía argentina; allá ellos. La obligación de gente como vos, Alejandro, es resistir. No son pocos. Silencio también puede ser sinónimo de muchos, murmullo de muchos. No hay nada más temible que el silencio de las multitudes.
Hace falta una política cultural. Una política de estímulo en serio y no limosna. Pero la política siempre tiene espacio para los mediocres que prefieren las lentejuelas al trabajo. Cuando miro a España y descubro que cada ciudad, cada ayuntamiento, fomenta la actividad cultural y se proyecta hacia el exterior, comprendo qué lejos estamos de ellos y que cerca de todo lo que criticás en tus palabras, Alejandro.
Un abrazo.
Qué más agregar a los que me preceden: sólo el silencio desmesurado de la verdad. Felicitaciones, Alejandro.
ResponderEliminarLo banco Ale, me sumo. Por la luz y la belleza que sale de su palabra, de todo su obra.
ResponderEliminarAbrazos...
Me quito el sombrero ante tu publicación, Alejandro. Y también ante el comentario de Concepción.
ResponderEliminarAplauso rabioso para ambos.
Carlos Dariel
El texto no me ha dejado intriga alguna, ya que lo ha dicho todo.
ResponderEliminarEs subjetivo y genérico; describe y sentencia, malos poetas, malos editores, malos docentes, etc. Llevándome a pensar que solo tengo dos opciones: estoy de acuerdo, o no.
Ha manipulado las circunstancias de dogma sociales para que su discurso quede beneficiado.
Ejemplo: si yo digo que todos los políticos son chorros, estableciendo una crítica, mi argumento puede ser relativamente cierto, pero es pobre, ya que me baso de estereotipos percudidos en sociedad, y, si los pongo en oposición, mi discurso queda complaciente. (Circunstancia muy cómoda).
Esto me hace acordar a una entrevista que le hicieron a Eduardo Galeano en España.
El periodista comenzó el reportaje peguntándole: ¿porqué estaba en contra de los proyectos que se querían emprender para mejorar la situación climática global? El escritor uruguayo parpadeó y previno a su emisor si habría notado que la pregunta lo obligaba a retirarse o aceptar la postura que él (periodista) le designó.
Albertoalbert
letra a letra, coincido. Gracias por cantar la justa, por asumir ese rol. Abrazo, Marta
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ResponderEliminarruge, Alejandro, el texto ruge...
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