(…) desde la
adolescencia desayuné en los bares
leyendo periódicos, oyendo
música funcional
mirando deportes mudos
en televisores mudos
afuera
un alba
gran invitación al
NO
contemplando a los
muertos
iba al día
los días eran ciertos
nosotros
no
(lo digo en pasado
porque vida verdadera
es el pasado
vida crecida en nunca
vida justa)
de la muerte
aprendí el
comentario
ángeles empujando lámparas
hacia la oscuridad
lo que es llorar en
un rincón
eso si
lo se
(tragaban esas
lágrimas
opinaban :
dolor
dolor
no
más bien
un desvarío)
los muertos miraban
en la lluvia
y atrás del espejo se
burlaban
como las niñas del
verano
como la Fortuna
hundido en mi escritorio
los contaba
un muerto
dos
tres muertos
el domingo salía a
caminar
a llevar flores (…)
Hermoso, hermoso, hermoso.
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