jueves, 30 de septiembre de 2010

Estafados por la poesía

Salieron con su primer libro al mundo y el mundo los miró como siempre, los comió como siempre, los salteó como siempre.
Salieron con el vigésimo libro y resultó peor… el mundo ya no estaba, las bocas, los oídos, flotaban distraídos.
A  la panadería, al hiper, al farmacéutico acudieron con el recorte del diario, la  revista, la grabación, la performance, la foto y les cobraron de más, por pelotudos.
Hasta al silencio se arrimaron y no había lugar (al silencio no le convencen las palabras, la  música, los gemidos…el silencio es una casa de nieve, una  casa, nieve).
Tropezaron con las novias, amigos,  parientes…los encontró el patrón leyendo, escribiendo, contemplando oyendo esa vocecita presumida, urgente, necesaria, quisieron explicar hablaron del dolor, de la caída de occidente, la profecía, el martirologio, el aura…solos, solos o persiguiendo a la amante, los funcionarios, tironeándoles la ropa no se vayan, no se vayan aún tengo mucho que decir
Ficharon en talleres, los dirigieron, cobraron –vendieron premios, alquilaron…
Hubo valientes que esperaron...sabrán de mí ,tarde o temprano esta voz habitará en el mármol... la silla era incómoda,el horizonte largo.
Y después de una vida (o más sencillamente después de una adolescencia, una  primera juventud, la  aciaga madurez, otras  derrotas…) miraron sus palabras, los  largos reclamos del orgullo, el honor de una noche, la vanidad de un día y se sintieron desdeñados, mentidos, obturados y quisieron volver
 ser,
los otros, 
poner un quiosco, cobrar, salir de vacaciones…
A la poesía no le importa, en su palacio el oro rueda hacia el abismo, la espuma aplaude… 
a veces,
entre siglos,
llega un hombrecito, una mujercita, helados, delicados
a su presencia en la Nada
y entonces 
ella
abre su boca rojísima y grita como un muerto
¡¡¡bienvenidos, bienvenidos!!!!
 
Así sucede.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

SANTA


Manda a buscar bidones a la capilla y trae agua bendita para un mes;después se vence.
Concentrada en intenciones y promesas,los viernes vaporiza la casa.
Duerme con el rosario en la mano.
Sabe que la mayoría de la gente es parte del plan secreto de la maldad.
Atiende acostada en la cama;le pagan con cigarrillos,dinero, joyas...todo lo guarda en la mesita de luz.
Sus metáforas de sanación siempre remiten a la infancia en el campo,animales o formas que interpreta en los pasillos y diagonales que interlinean su misal.
No dirías que es vieja,ni fea,ni desagradable.
Tardó en aprender a caminar porque tropezaba con la túnica de los ángeles.
A veces va al cementerio y oye la ronda de los muertos.
Se queda sentada en el coche a la siesta frente al paredón del oeste.
Habla de Armando Manzanero,Leonardo Favio,Gandhi,de lo que quisiera comer y de historias de las estampas que cubren el borde del espejo y las paredes.
Suele permanecer erguida toda la noche aguardando las revelaciones;anota números de cuatro dígitos que fatalmente salen en la quiniela nacional.
Sueña con matar a Mirtha Legrand porque es la reina de los vampiros.
Debajo de a cama guarda tres tarros de Nesquik medio abollados,los retira cuando la sospechan : ésta es la santa trinidad,la santísima...y los agita contra su pecho.
Cumplió sus esponsales con el arcángel Gabriel
El cristo no,me gusta más el arcángel,me hace acordar a mi sobrino
Escucha voces?
Y...a veces,pero no sé,a lo mejor es la radio o la lepra de los teléfonos celulares,digame ¿usted sabe cómo se llama el cáncer que producen?
Pero usted debería distinguir ¿Ah,si? y usted puede distinguir entre las voces de la radio y la de los muertos?
Esa es la máscara,comprende? sobre todo en A.M porque,a la gente de acá,uno la conoce...
Cuánto hace que está postrada?
Desde el vientre de mi madre....nací un viernes...llovía.... mirá, la lluvia no sé si es buena o mala,buena porque hace crecer el romero pero mala,me parece,porque bajan seres con la lluvia,vio como se hacen globitos en el patio...ahí hay fuerzas que, yo no sé ,verdaderamente...
Ayer cuando le quise lavar los pies me dijo
Pará,echále creolina que de ahí -movía los deditos-salen arañas y hace casita el diablo.
Mucha gente le presta atención,los sábados por la mañana viene un gordo que es corrector del diario y toma apuntes,la santa no permite grabar ni sacar fotos (por otra parte ,en un cuaderno Gloria anota los sueños con su padre,lo dibuja también como un gallo,un incendio o una mancha).
Hay una foto de ella a los 17,está en el zoológico y sonríe (pero estas son pavadas,de lo que realmente debería hablarse es de como entra dios en el cuerpo de una mujer).
Una vez meditando sobre San Expedito dijo que el santo no tenía mucho poder porque le hicieron la basílica demasiado cerca del vallecito de la Difunta Correa.
Prefiere el vino blanco,lo toma en jarrito.
Cuando me curó mi madre dijo
ahora que estás bien,si no tenés nada mejor que hacer,ayudá a la santa.
Me tiene confianza jamás pregunta por los pensamientos secretos...será porque soy rubio.
Cuando se saca el camisón parece un pájaro transpirado.
Dice que dios le entró por culpa de una gripe que,de tanto toser lo pescó en el aire  (porque el dios visita la casa de los enfermos)que su don puso el huevo en la enfermedad,que habla para todos.
¿Quién no estuvo resfriado?usted me entiende mocito,esta voz que soporto a la altura de los bronquios es popular y excluyente; los ricos nuca se enferman de bichos
sabe por qué?
porque ellos son bichos
usted no lo diga...
Con todos hay que vivir...
Durante enero no atiende,tapa con papel afiche las ventanas...para que no pase el diablo que anda desnudo como la gente
Y si el diablo te ve,te chupa
es mejor no salir
la cama es mi pesebre
allí nazco como el niño todos los días...
Su hermana regentea una cadena de quioscos,va y los cura el día se santa rita y se lleva unos diarios,los recorta y hace monigotes,allí pinta nombres con esmaltes de uña y los regala a  turistas
Ese nombre te salva
este te hunde
a este no le des bola
dice
Algunos los enmarcan,otros les sacan fotos y se las mandan al decano de la U.T.N que es un interesado en  estas cosas...
A cada rato preguntan intimidades de la santa y siempre contesto
La madre está muy preocupada
Los chusmas ponen cara de circunstancia y se van.
Bueno,este es el testimonio que puedo dar.
Será justicia.

Publicado en Revista Diccionario,Nº6,Año 2,Otoño 2009,Córdoba.

martes, 28 de septiembre de 2010

ANTONIO REQUENI (ARGENTINA,1930)


Imposible escribir con tanto ruido


El vocero de los vecinos
sus radios y televisores
no me dejan escribir este poema.
La campanilla del teléfono
los simulacros de la música
los relatores del partido de fútbol,
no dan tregua al silencio.
El estrépito de los automóviles
los discursos, los bombos,l os megáfonos,
se unen al coro tumultuoso
de risotadas y alaridos.
Triviales o terribles decibeles
han mandado al mundo - y las palabras
viejas tortugas cautelosas,
esconden sus cabezas,no se animan
a comer de mi mano.



Oscuro fuego

¿Quién necesita que yo escriba?
Sin embargo es hermoso
vivir por la belleza,aproximarse
al fuego oscuro en el que arde
la fiesta y el misterio de la vida.
Aunque a nadie le importe.
Brilla en la noche el verso
bello y desamparado
como un cuerpo desnudo.


Agonía del poeta

Es el huésped de un cuerpo
que se disgrega y lo abandona,
pero su orgullo se resiste
a prescindir del corazón que aún late,
de la mano que escribe
tanteando,ciega,en la penumbra.
Quizás la muerte sea el catigo
de tanto amor frustado y su derrota
la rama seca de algún sueño.
Huésped de un cuerpo vacilante.
Menos que huésped: náufrago.
Si pudiese alcanzar siquiera un débil
resplandor de a llama del Poema.
Las palabra son islas que se ocultan
cada vez más lejanas.


de Línea de sombra (1986).

lunes, 27 de septiembre de 2010

GARY SNYDER (U.S.A,1930)




FONDOS DE LAS ARTES


a Jacques Barzaghi



Porque el arte no existe
hay artistas

Porque no existen los artistas
necesitamos dinero

Porque no existe el dinero
damos

Porque no existimos
hay arte.



publicado en La carta de Oliver,Año II, Nº 7, Otoño/Invierno 93, Buenos Aires, Traducción Monique y Carlos Altschul.

domingo, 26 de septiembre de 2010

NO MANDES EL POEMA



porque si es bueno
  sabrá
desobedecer

no llevará el interés
la  dicha
de los otros

 y si fuera excelente
un canto incrustado en la locura
un cuerpo hecho de ojos
en fin
si logró escribirse
el poema
con  toda tu impotencia
allá
 letra por letra
¿qué escuchará?
no
irá quedando

y si es malo

un aparato
un ruidito
en el desierto
o algo peor aún
una frase feliz
atrás de su mediocre

ese poema
ha perderse
aunque pregunte al paseante
la forma de tu casa
el viento que empujaba

de todos modos
no mandes el poema
no le pidas

se pierde

es su razón

debieras
comprenderlo.

sábado, 25 de septiembre de 2010

SI ACASO MANDASTE TUS POEMAS



no lo hagas de noche
(al envío,al poema)
ni en verano
ni en un día triste
si es un libro
(o varios)
que no parezcan
eso
libros de poemas
de palabras
sino más bien
algo llegado
al tropezón

la circunstancia
el timbre que tocaron por error

quizá no esté justo
para leer nada
o ya lo leí
(y no es tu culpa
cómo podrías saber
que todo poema es uno
y todo lector
todo extravío...)
o haya intimidad con tus silbidos
y me ponga a criar
esos versos
los confunda
y arruine
y ya no sean
(para vos,para mí)
nada más que otros
animales
guardados en la lluvia

o un poco de silencio
mejor que mi silencio

o tu confianza
el sueño
llegado a pie
mirándome

mientras escondo
mi rostro
en la neblina

pensando yo también
en ir
hacia los otros
de todo corazón
 ahora
una vez más
sinceramente.

viernes, 24 de septiembre de 2010

LA JUSTA

Tiene manual.
Es un folleto escrito por un psicótico con fantasma de juez.
Faltan hojas, hay líneas tachadas, borrones, el título cambia según sus malestares físicos
las acometidas climáticas
o ciertas inextricables señales del día

de cualquier día.

Todo
está segura
es un lapsus de dios.

Lo sobrenatural deviene en confabulación
la fortuna, el benevolente azar
cree
provienen de los sacrificios
el agostamiento,
supone que esa fatiga conmueve al dios
al arbitrio de ese dios demasiado humano
a quien proyecta y adora
estrictamente
mediante reproches y promesas…

Como profesional de la culpa
sólo la calma agónica
el bordecito de la muerte
le justifican
por ejemplo
haber comido de más
una alegría,
un respiro.

Los microglóbulos de Fliess
son  tinta
y vástagos de su incansable monólogo paranoico.

El viernes vaporiza agua bendita por la casa
pero no reza ni pide perdón por sus afrentas
sino que es agitada por un eco más o menos así:
contra vos, contra ella, contra ellos y aquellas
para que no entres
para que no puedan
para que te mueras.
 
Confía en que el paraíso de dios sea una telenovela
allí todos encuentran un final
feliz
los ciegos ven, los paralíticos andan.

Debajo de la dulzura
la vacilación
goza su temor ante los otros
los lee como cajas enigmáticas
en ocasiones
se entrega a la confianza
aturdida por empatías
instantáneas interpretaciones simbióticas
y después de
la esperada y esperable decepción
crecen las efemérides del odio:

son demonios
víboras
me quieren mal.

Posee la inteligencia del caos

a menudo acierta
pero nunca sabe por qué
entonces
sospecha interminablemente su logro
hasta desmontarlo
y convertirlo en
un muestrario del fracaso.

Narra su vida
como un camino en la nieve
soles lejanos
sombras de lobos
y una gran voluntad.

Excusa a menudo
el inconveniente de haber nacido
convencida de que
los otros
(seres y elementos varios del orden natural)
perdonarán su larga marcha secreta
por ese camino que nadie intuye
y esa nieve
que ninguno sufre.
 
Cuando el juez dormita
está desnuda como una niña en el patio del verano
es lo mejor de ella

se ilumina
y
justo entonces
despierta el magistrado
quien
por otra parte
sufre insomnios
irritaciones

y grita poderoso
su sentencia al viento.

Percibe el futuro como un creciente
círculo de espinas
donde acaso la magia
la beneficie
por el estricto mérito
del dolor cumplido.

El día y la hora de su muerte
sabe
desconoce el año.

¿Quién podrá ser más justo que yo
quién se ha quitado tanto
y con tanta razón?

Esa pregunta es su respuesta
hasta que algo se cae
se rompe o raya o mancha
(algo material, psíquico o emocional
correspondiente a cualquiera de las cuarenta dimensiones
aceptadas por la física del siglo XXI)
y entonces
por causa de ese desorden
-presente en su lógica como escándalo o amenaza-
el manual se abre nuevamente
en la página tanto
y siempre en el párrafo 14
y todo recomienza.

Re
comienza.



Publicado en Revista Diccionario,Nº6,Año 2,Otoño 2009,Córdoba.

jueves, 23 de septiembre de 2010

GERARDO LINO ( MÉXICO,1956)



 
Dice que dice que


...cuánto más pálido es el producto poético
que la pasión cuyo canto realiza.Y sin
embargo, esos versos son lo que perdura 
de nosotros.

Fernando Savater

Dice que no le importan las palabras
Que nos busca las frases imborrables
Ni párrafos grabados en memorias
Las páginas precisas para envolver el siempre

Dice que quiere la sensación lisa
Que más le pueden los instantes cálidos
O el odoroso arnés en que se monta
El músculo agraciado para instilar perfume

Dice que los versos apenas dicen
Que son sombras que se deslizan tímidas
O los recuerdos le parecen débiles
La mera resonancia de lo que fue más tenso

Dice que no se contenta con vocablos
Que no le bastan voces, mil y una
Ni las composiciones de los vates
Las pútridas versiones de lo que son las cosas

Dice que fue que vino que virtud
Que antojo magramente concedido
O las tórridas huestes de los vicios
El tráfago constante de los que viven ebrios

Dice que lo que hace lo acrecienta
Que gusta mucho de lo que ha probado
O las pieles de exánimes portentos
Los prístinos obsequio de lo que trabajó

Dice que supone la melodía
Que el oyente jamás pudo cantar
o los solaces por lo que otro hizo
El sólido relato de lo que ya no vive

Dice que evita faramalla y cuento
Que no el encanta el sueño si no es suyo
Ni la presunta valía de presentes
La lógica semblanza que ni al muerto se acerca

Dice que no le importan- razón tiene
Que no lo obsede la obsesión de otro
Ni los ases ni los ogros de quién sabe
Los oros o detritus de álguienes o nádienes

Dice que quiere una materia dura
Que un mojón de verbos no vela nada
Ni los elogios ni el denuesto valen
Las álgidas tormentas : semen,sudor y llanto

Dice que los versos no se acaban
Que una estimulante derrota queda ya
O las canciones de turba lo fastidian
Los bobos torbellinos por lo que no fue nunca

Dice que bien sabe lo que hace mal
Que donde no se puede hablar se calla
O tienta al animal para saberlo
La curva sólo existe si sus manos la tocan

Dice que cualquier chiste le molesta
Que las leyendas lo aburren a muerte
Ni la tragedia lo excita bastante
La fábula quizás habla y es cuando él la inventa

_dizque



según la versión que aparece en  Crítica - Revista cultural de la Universidad Autónoma de Puebla - Nº 66 - 1997

miércoles, 22 de septiembre de 2010

ROGER McGOUGH (INGLATERRA,1937)



Poema para un poeta muerto


Era un poeta de veras.
Un verdadero poeta.
Decía cosas
que te hacían pensar
y las decía bien.
Veía cosas
que ninguno de nosotros
jamás pudo ver
y las veía claramente.
Se daba maña
con el lenguaje.
Las imágenes volaban
a él como pájaros;
un San Francisco, era,
de las palabras. ¿Dijiste palabras?
Si por poco las hacía hablar.



de Holiday on Death Row (1972) versión de Eduardo Gleeson.

martes, 21 de septiembre de 2010

MI GRAN ILUSIÓN

Es, ser traducido al español...las otras son ilusiones más modestas

domingo, 19 de septiembre de 2010

ROBERT LOWELL ( U.S.A , 1917-1977 )



LEYÉNDOME A MÍ MISMO


Como tantos otros, me envanecí lo justo y más aún,
al principio prendí cerillas que hicieron hervir mi sangre;
estudié de memoria las astucias que encendían el río -
no sé por qué jamás escribí cosa alguna a la que regresar.
Puedo pensar que ya acabé con las flores de cera
y que gané un lugar en las faldas menores del Parnaso...
No se hace una colmena sin una abeja
que junte cerco a cerco,celda a celda,
la cera y miel de un mausoleo -
esta redonda cúpula demuestra que está vivo quien la hizo;
el cuerpo del insecto pervive envuelto en miel,
ruega porque su obra perecedera viva
lo justo para ser profanada por el oso glotón -
Este es mi libro abierto...mi abierto ataúd.



ÓBITO


Nuestro amor no volverá en la rueda de la suerte
nos pilla al fin,aunque un hombre bien sepa lo que ansía:
dinero y coches viejos,plata no falseada de antes
de Lyndon sin cobre bajo el roce... esposas viejas;
yo podría vivir un tiempo muy largo, demasiado, con la mía.
Al final,todo hipocondríaco es profeta de sí mismo.
Antes de que llegue el último reposo,llega el reposo
de toda trascendencia de una forma de ser acallando
cualquier cambio.Yo voy a mi favor, conmigo en mi otredad,
en el regreso eterno de los hijos más claros de la tierra,
el lirio,la rosa,el sol en los ladrillos al ocaso,
el amado,el amante y su miedo a la vida,su fluir
inconquistado,su loca unicidad,el doloroso "Fue..."
Después de amarte tanto ¿te puedo yo olvidar
toda la eternidad y sin remedio?


de Por los muertos de la Unión y otros poemas, ediciones Cátedra,Madrid ,1990,versión de José Agustín Goytisolo y Amalia Rodríguez Monroy.

sábado, 18 de septiembre de 2010

FORTUNA

Para fracasar definitivamente

Para morirse antes (antes, antes?)

Para confiar en monstruos

creer la patria



Y tropezar

Arrastrarse





No basta con las ganas

No es tan sencillo

El grito

La agonía



Hay muchos que no pueden

Hay otros que no saben

 Están los que comprenden



La voluntad es pobre

 El  destino reposa



Se precisa la estrella

Darse



Fracasan los que pueden

Se mueren los que pueden



y todo lo demás



es algo sabido



las vida, su acertijo

el trono

los amigos



quién duró

oscuro

negado

perseguido

por raros signos negros

adentro de la nieve





fue elegido y silba lastimado

mientras corren

los grandes días



y llega

el de las sonrisas

 de si mismo


golpeando con

sus llaves


los laureles.

 

lunes, 13 de septiembre de 2010

a cada poeta que abracé en 40 años

y si dejáramos todo simplemente como fue,como está siendo,una pobre razón en medio de este frío,un ejército de sombra,un fueguito mejor...
si pensándolo mejor,más bien adentro,a cada poeta que abracé en 40 años,a cada poeta que odié,que desprecié -ya no recuerdo-a tantos que admiré en su desgarro,su muro,su canción...a cada uno en todos, la contraseña,el viaje,los ramales de un cielo ardiendo solo y cada vez en las palabras lo sagrado, la gratuidad, los errores...
si pudiéramos,no sé,dejarlo así y proseguir...
qué importa la traición,esta familia de un país que besa entre cuchillos ... quién sonríe oscuro
entregado a largo planes de fracaso...

lo sabemos
algo mejor que nosotros
atraviesa la intelección
y deposita rara nieve en los cuadernos

si ahora mismo se abrieran los infiernos - no páginas o labios - cómo irías a besar el hielo...

si desde estas llanuras inmarcesibles donde hundí mi vida pudiera arrepentirme de cada música,cada denuesto; alzar un hilo mojado por la luz...
entonces

podría
querríamos
olvidar 
cómo
nos volvimos miserables

parientes de la nada

sentido del abismo

y ese extravío
que nos llevó
al encanto
volvería a soplar...





domingo, 12 de septiembre de 2010

¡No,mi Dios! ¡Otra antología de poesía argentina!

 
¿La poesía nacional, se está convirtiendo en un microrrelato?
Son conocidas mis diferencias respecto de lo realizado por el Lic. Monteleone, sobre lo que ya me expresé dilatadamente, resaltando el respeto que siento por la obra y la persona de cada uno de los incluidos en el volumen 200 años de poesía argentina. Del mismo modo que creo, pese a que hayan surgido algunas opiniones en contra, que la diputada tucumana que propuso declarar el volumen de Alfaguara como “de interés legislativo”, en definitiva estaba contribuyendo a resaltar el papel de la poesía argentina en nuestra sociedad, nada menos que al fundamentar su pedido en que la aparición de un libro titulado 200 años de poesía argentina era entendible como “un homenaje a la Revolución de Mayo” en medio del Bicentenario: nuestra sufrida poesía argentina, antes entendida como un género prácticamente marginal.
Supuse que ello iba a dar el positivo saldo de una razonada discusión entre pares, pero aprecio que el asunto no deja de estar manchado aquí y allá por agrios enfrentamientos, que no creo que lleven algún beneficio al género. Ahora, con el mayor estupor, y en coherencia con lo que antes expresé, me veo en la paradójica instancia de “defender lo establecido por el Lic. Monteleone”, al compararlo con la antología de poesía argentina recientemente editada por Visor, en España, 560 páginas, una colección dirigida por García Montero, donde la compiladora reduce un siglo de poesía argentina a... ¡33 poetas! La obra es: La Poesía Argentina del Siglo XX. Creo que es injusto no sólo con los autores que no están incluidos en 200 años de poesía argentina; también con los que sí lo están en la obra de Monteleone, definitivamente. ¿Es que se está reduciendo la poesía argentina a un microrrelato? ¿No alcanzan 560 páginas para incluir una visión más realista de la poesía argentina del siglo XX? Esta es la nómina, tan breve, que puede copiarse aquí sin mayor esfuerzo: Raúl González Tuñón, Amelia Biagioni, Alberto Girri, César Fernández Moreno, Jorge Leónidas Escudero, Roberto Juarroz, Leónidas Lamborghini, Raúl Gustavo Aguirre, Juan Gelman, Horacio Castillo, Santiago Sylvester, Diana Bellessi, Néstor Perlongher, Jorge Boccanera, Héctor Freire, Osvaldo Picardo, Fabián Casas, Enrique Molina, Jorge Calvetti, Edgar Bayley, Olga Orozco, Joaquín Giannuzzi, Mario Trejo, Francisco Madariaga, Alfredo Veiravé, Gianni Siccardi, Alejandra Pizarnik, Hugo Mujica, Arturo Carrera, Daniel Samoilovich, Abel Robino, Alejandro Schmidt y Macky Corbalán. Estos nombres y obras forman parte, indiscutiblemente, de la poesía argentina. Mas son tantos los nombres que faltan en ese más que medio millar de páginas que, insisto, me veo en la obligación moral de cuestionar por qué no figuran en esta obra aquellos que incluyó Monteleone -además de otros que no incluyó- que bien ganado tuvieron su espacio en esa selección, como remarqué ya en mi artículo Carta abierta al lector de poesía argentina. No puedo hacer un listado sin ser injusto, pero no entiendo por qué no están en una obra llamada La Poesía Argentina del Siglo XX, por ejemplo, Bustriazo Ortiz, Víctor Redondo, Susana Villalba, Concepción Bertone, María Elena Walsh, Paco Urondo, María del Carmen Colombo, Aldo Luis Novelli, Ricardo Rubio, la Andruetto; remarco, apenas por dar algunos nombres de los mejores de la poesía argentina, que el Lic. Monteleone sí incluyó, ciertamente con mejor criterio que la Dra. Ferrari, aunque a Monteleone se le hayan quedado en el tintero tantísimos otros.

 


Luis Benítez
Buenos Aires, 9 de septiembre de 2010

        
 

viernes, 10 de septiembre de 2010

Una carta breve a los poetas


Hacía muchos años (no sabría decir cuántos) que en torno de un tema cultural o poético, o de una cuestión de esa índole, no leía tantos artículos, substanciosos en su mayoría, tantos mensajes, ni observaba tanta irradiación de energías y tanta pasión. Así es, parece, cómo no pocos  poetas y escritores argentinos estamos viviendo o respirando estas horas, también nuestras, del bicentenario.

Y acerca de esos artículos es que quería dejarles mis palabras, ya que en medio del fragor de los intercambios pude vislumbrar una participación cada vez más extendida y convocante, con todos los matices del caso. También leí y releí a uno de sus autores, que hasta el momento no conocía –que firma Juan Arabia–, y que se refiere al Licenciado Monteleone deformando todas las veces su apellido. No creo que nos falten razones –por el contrario éstas rebasan las fuentes–, y aunque éstas nos faltaran, como para tener que caer en ese tipo de agravios, en primer lugar porque, en esta instancia, somos nosotros, los poetas y nuestra historia, los agraviados, y no los que agravian ni quieren agraviar.

Y porque mis mejores deseos, y los de no pocos poetas que brindan su aliento, siguen siendo precisamente que el Licenciado Monteleone se abra al conocimiento, recapacite y se disculpe por el ridículo y por el daño infligido a la poesía del país. Y, naturalmente, que la compañía hispana Alfaguara y/o el grupo editorial Santillana, hagan un público y sincero reconocimiento y retiren de catálogo y de librerías esa antología tan precaria y, a nuestra costosa historia, tan vergonzosa.

Con un abrazo para todos,

                                                                                 Eduardo Dalter


Buenos Aires, 10 de septiembre, 2010

jueves, 9 de septiembre de 2010

CARTA ABIERTA A LAS CENIZAS PÓSTUMAS Y VENIDERAS DE LA POESÍA (sobre 200


Jorge Monteleona, ha conjeturado sin el mínimo reparo, en una entrevista de La Nación (publicada hacia fines de mayo) que la poesía ha atravesado todos los hechos relevantes de nuestra historia. De eso -desde ya- no cabe ninguna duda. Es más, podríamos decir que la poesía, como género ideal en sí, ha traspasado a la realidad misma de lado a lado.
 Lo curioso, o más bien ya lo peligroso de la conjetura, es que el mismo autor (al que generosamente podríamos llamarlo así) cree reflejar en su selección a la historia misma de la poesía de nuestro país.
En primer lugar, creo que a muchos nos gustaría saber que entiende Monteleona por “historia”. Es una falacia y falta de compromiso por parte del profesor hablar de la historia de un país, y más de un país del tercer mundo como lo fue y será Argentina, sin tomar la precaución de esclarecer al menos su “método histórico”; si es que acaso tiene alguno.
Todos se han puesto de acuerdo en celebrar 200 años, cuando en verdad, lo primero que uno debe preguntarse es qué es lo que se está festejando. Para las familias menos afortunadas, se trató de un paseo gratuito (como también ocurrió con la muerte de Alfonsín), en la que desfilaron hasta policías y militares como si se trataran de héroes nacionales. No hay mejor representación que la suma de esos días como un notable reflejo de la realidad de nuestro país…
Si mal no recuerdo, creo que ni siquiera la literatura (para darle un término genuino a cada uno de los géneros que la conforman) incluyó su protagonismo en alguna parte de los “festejos”. Siempre que claro, no entendamos por literatura jugar a la “rayuela” por la 9 de julio, con Marta Minujín como representante  del parlamento de la ociosa clase comandada por Contastini.
Pero hay algo aún más peligroso, y que se relaciona de una manera explícita en el discurso de Monteleona. No nos habla sólo de historia, sino también de los conflictos que se manifiestan en diversos poetas de ideologías opuestas.
¿Qué responsabilidad ética puede tener un hombre que, no sólo utiliza términos que sigue sin esclarecer, sino que se manifiesta como consciente de una alteridad a la que en ningún momento hace justicia en su selección?
Es simple resumir la historia en un puñado de “poetas”, y sobre todo cuando muchos de ellos son simplemente oportunos para el mercado de las editoriales. Por poner tan sólo un ejemplo, hablemos de Cortázar: su caso es muy interesante, pues se trata de un autor que conoce la mayoría de las personas. Sinceramente pregunto: ¿Qué ha hecho este autor por la poesía de nuestro país? ¿Cómo ha enriquecido al género? Es una pregunta muy sencilla, pues hay muchos autores que han vivido para ella, que han reformulado y puesto en juego no sólo su dinero para editar poesía, sino su reputación misma como escritores, y ni siquiera son mencionados en la antología. Esto no es, claro está, en contra de Cortázar, un hombre que ha dejado uno de los legados más importantes en nuestro país en materia literaria. Simplemente se está advirtiendo que él dedicó la mayor parte de su obra a la narrativa, y que su aporte poético, desde ya, fue casi nulo. Pero nos sirve como referencia –y repito, Cortázar no sólo es Cortázar, sino que también fue una de las tantas víctimas de lo que aquí intento poner en pie- para dar un ejemplo claro y preciso sobre el interés mercantil que comporta esta obra; que, como todo interés de esa índole, deja afuera toda pasión: sin duda el principal componente de toda poesía.
Sin duda creímos, como muy bien advierte muy bien Luis Benítez en su carta abierta, que la poesía era algo marginal, un producto destinado a unos extraños marginales. Las editoriales nunca arriesgan en nuevas voces poéticas, y, cuando lo hacen, es sólo a expensas del dinero mismo del autor. Generalmente el caso contrario ocurre cuando los autores se transforman en clásicos o “curiosamente célebres”, y que justamente por tener tirajes menores (pues como sabemos, el lector de poesía es de los menos usuales) aumentan a precios desorbitantes.
La editorial Alfaguara logró una vez más encender las cortinas del humo político que aun deja el festejo de los 200 años del bicentenario, fundiéndolo con el máximo credo actual de nuestra sociedad: el mercado. Su resultado es no es nuevamente el de opacar, porque para realizar semejante empresa habría que dilucidar al menos un vestigio de lo verdadero.  
Sin dudas esto no es un esfuerzo en vano, como muchos han dado respuesta a las exclamaciones de los poetas que se expresan por medios de cartas abiertas en medios no oficiales. Una carta, precisamente es abierta, porque puede cerrarse en cualquier momento.
El problema mayor -que sin dudas ya ha quedado en manifiesto en las expresiones de muchos poetas- es que la mayoría del público no especializado en poesía (sin dudas, los principales y futuros consumidores del libro) no decodificarán necesariamente los acontecimientos dentro de las mismas estructuras ideológicas en las que han sido codificados, o producidos. De allí el riesgo de una selección, y de allí el gesto autoritario de Monteleona y la naturalización que desencadena como estela en sus 992 páginas.
 De esta manera, un género que había dejado casi de existir, es decir, que ahora aparece dentro de la circulación social; ahora reaparece (y esto no resulta casual) justamente reivindicado por el “campo intelectual argentino”.
Pero este problema, sin dudas, refleja algo mucho más grave: si generaciones de poetas, los cuales muchos de ellos han publicado el doble o más de lo que pudo publicar en vida y muerte Monteleona (por supuesto, a expensas de dinero académico, estatal) y hoy son borrados y olvidados por la historia… Me pregunto ¿Qué pasará con aquellos otros? ¿Qué pasará con las generaciones venideras, aquellos hombres y mujeres que hoy comienzan a escribir poesía?
Sin embargo creo que todo esto nos debe servir, y más que nunca, para escribir y compartir poesía. No se trata de lamentaciones, ni vanidades, ni mucho menos. Borges mismo lo decía, en referencia a un poeta menor de una antología: “¿Habrá suerte mejor que ser la ceniza, de que está hecho el olvido?”
Y es que posiblemente el oficio de de todo poeta se resuma en eso: en traducir y/o reflejar lo que la historia, dentro sus condiciones materiales, intenta borrar o eludir con su paso.
Lo demás, como decía Verlaine, es sólo literatura.

Juan Arabia, 8 de Septiembre del 2010. Buenos Aires.

martes, 7 de septiembre de 2010

LOS POETAS ARGENTINOS ME TIENEN MUY PREOCUPADO

Porque Monteleone decidió que no iba a antologar a los poetas nacidos después de 1960 (ya tuvieron demasiada difusión,dice...) y a esos poetas que andan,hoy, por los '30, los '40, los '50 les debe parecer bien porque, la jeta ,no la abren o se consuelan con desprecios de cobardes.
Porque ahora se pelean los poetas que están adentro de esta antología de los 200 años con los poetas que están afuera por 200 años y es algo bastante miserable ¿no?
Porque la anécdota de un librito más, de un  olvido más, termina siendo la tragedia de siempre (digo,la tragicomedia de siempre, la errata,el equívoco,la sinrazón,la pérdida de tiempo de siempre...digo, la traición,el maridaje impío,el espejo oscurecido,la brasa fría,de siempre) pero por supuesto que estoy de acuerdo con Benítez,Vedovaldi , Dalter, Impaglione...Son tan pocos y tan contados que cómo no iré a abrazarlos por un poco de luz,una certeza en pie.
Me tiene preocupado la falta de comentarios al pie de sus notas en este blog (y el exceso de comentarios que me llega por mail o celular o el viento,pero,el gancho no lo ponen... no sea cosa que los olviden los montes y leones (las mantas y ratones) del futuro...por favor!!! qué miserables.
Me preocupan algunos amigos,compañeros,hermanitos que están adentro de los 200 años y no abren la boca o te mandan condolencias (de qué velorio o responso,de que cadáver o mula...de qué,de qué?) y lloran como viejitas pero, la jeta no la abren, porque sienten que a lo mejor,que en una de esas, pisaron el umbral de algo y ni el umbral ni el palacete se manchan con escupitajos o con el coraje moral, por ser más claros.
Me tiene preocupado el yo no fui,el delirio narcisístico,la ignorancia de fondo y al costado.
¿Estará ocupada la eternidad?¿La música de las esferas?¿El papel en blanco?
Me tienen preocupados bastantes poetas de la patria,su negligencia y desamor,su cuenta y resultado...
La poesía no,no me ha preocupado nunca, para ella es siempre la primera vez,toda nacida,toda loquero y claridad y pozo.
La poesía no me preocupa, ni los poemas maravillosos del adentro - afuera del bicentenario; los poetas,su espejito,su pasito,su centavo....definitivamente,me tienen preocupado.


domingo, 5 de septiembre de 2010

CARTA ABIERTA AL LECTOR DE POESIA ARGENTINA



La importancia del género
Sea usted exclusivamente lector del género o también poeta y/o crítico, académico o no, argentino o extranjero, seguramente habrá llegado a sus oídos el revuelo que ha causado la publicación del volumen 200 años de poesía argentina (Ed. Alfaguara, Buenos Aires, 1.008 págs., ISBN 978-987-04-1401-8) o, caso contrario, pronto le llegará. Es que a meses de su presentación formal en sociedad, cuando los ecos de la aparición de cualquier otro libro deberían haberse convertido en un susurro, particularmente por lo específico del género que trata, ha desatado controversias llamativas, que van desde las más pomposas alabanzas hasta el elogio que quiere ser razonado; desde el rechazo argumentado hasta los denuestos más feroces. ¿Cómo es que un libro que habla –bien o mal- de poesía, provoca una reacción tan notable? ¿No era la poesía un género casi marginal? ¿Dónde quedaron las décadas de lamentaciones al respecto, las mesas redondas, simposios, conferencias, encuentros literarios, donde la situación de la poesía se evaluaba como prácticamente inexistente en un mercado alimentado por best-sellers, operado por el marketing de las grandes empresas editoriales, decíamos, que desdeñaban incluir en su catálogo obras del género, porque es nulo el margen de ganancia que devengan? ¿No era la poesía algo que sólo nos importaba a nosotros, sus lectores, fuéramos o no, además, poetas, críticos, académicos?
En momentos en que le escribo a usted, ya no se oyen las salvas de artillería de la Feria del Libro, que saludó al de referencia como un acontecimiento en medio del Bicentenario; tampoco el recibimiento triunfal que se le brindó en un acto de la Biblioteca Nacional, celebrado en el salón mayor, que lleva el nombre de Jorge Luis Borges. Los diarios y periódicos que festejaron su existencia encontraron el destino final de esos medios gráficos, siempre el mismo; los blogs y páginas Web que se ocuparon  del nacimiento siguen allí, y la Honorable Cámara de Diputados de la Nación Argentina considera un proyecto, elevado al Presidente de la Comisión de Cultura de ese organismo legislativo, el diputado Roy Cortina, por su par la legisladora por la provincia de Tucumán, Norah Susana Gastaldo (Nº de Expediente 4286-D-2010, Trámite Parlamentario 077, del 16/06/2010), para “declarar de interés de la Honorable Cámara de Diputados la edición del libro 200 años de poesía argentina, en homenaje al bicentenario de la Revolución de Mayo”.
Por la otra punta del ovillo, desde Italia, el poeta argentino Gabriel Impaglione, editor de la bien conocida revista Isla Negra, envió una carta abierta a la Honorable Cámara resistiendo esa iniciativa; en la misma revista, el poeta argentino Eduardo Dalter cuestionó duramente el criterio que animó al antólogo y las omisiones de poetas connacionales en la obra, artículo abundantemente reproducido ya en los blogs, a lo que sumó Dalter una carta dirigida a la diputada tucumana que propuso la medida legislativa; el poeta santafesino Rubén Vedovaldi sumó lo suyo, criticando otros aspectos de la antología de Alfaguara; la autora Miriam Cairo agregó también su opinión negativa sobre la obra de Monteleone en un artículo publicado por el diario Página 12, en su edición rosarina: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-25079-2010-08-28.html (toda esta documentación la puede usted leer en revistaislanegra.blogspot.es).
A estos primeros pasos de la oposición a la obra, se suma algo que no por no aparecer en los blogs y los medios gráficos, deja de ser de fundamental importancia: los mensajes personales en torno al mismo tema, la franca mayoría de ellos de índole “no positiva”, por emplear este curioso y célebre eufemismo de origen preclaramente legislativo.
Como verá, lector, su género preferido, para casi no existir, hace bastante barullo en la República Argentina. ¿Cómo nos explicamos esto? ¿Es el género en sí, o factores extraliterarios aquello que agita las aguas antes supuestamente estancadas de la poesía nacional? Y la cuestión principal y definitiva: ¿Le sirve esto al género o va a ir en su desmedro? Veamos.

La importancia de que se publique una obra de valor genuinamente histórico
El lector de poesía, como usted y yo, es uno de los más específicos, exigentes y reducidos, en relación a las escalas a las que se destinan los productos editoriales de alcance masivo. Para presentarle a usted una obra, las editoriales saben que deben afinar la puntería y confiar el trabajo a alguien que domine el tema destacadamente. Para un lector especialista, se necesita un autor altamente especializado. Más aún cuando el proyecto atiende al abarcamiento de la completa historia de la poesía argentina, desarrollada a lo largo de muy complejos doscientos años de acontecimientos literarios, sociales, políticos y económicos, una intrincada sinergia que originó el fenómeno de que se trata.
Queda claro que usted y yo somos un segmento de lectores, además de exigente, sumamente sensible a adulteraciones, atento a leer agudamente entre líneas: las miríadas de supuestas antologías realizadas por cuatro hampones literarios a tanto por cabeza, en las últimas décadas; los supuestos concursos literarios con la cláusula opcional de integrar una “antología colectiva”, donde decenas de “terceros premios” y “menciones” tienen la “posibilidad” de publicar al lado de cualquiera, mientras se tenga para el alquiler de las páginas, no nos han engañado nunca.
Por parte del Grupo de Empresas Santillana una obra de esta envergadura jamás iba a ser confiada a un inepto ni a un ignorante, por el segmento de lectores al que se dirige, por la imagen de la compañía que financió la obra y porque el Grupo es consciente de la relevancia que tiene invertir en un proyecto así, lanzado en medio de los fastos, las declamaciones y los buenos sentimientos que despierta nada menos que el segundo centenario de la patria, algo que lleva a una diputada de la Nación a esgrimir como argumento de su pedido de declaración de la obra como de interés parlamentario, el que constituye un “homenaje a la Revolución de Mayo”. La sufrida poesía argentina. La que usted y yo leemos desde hace décadas, porque tiene un valor específico, porque tiene unos alcances y una trayectoria meritorias, porque aportó muy lo suyo al conjunto de las letras en nuestro idioma, y, fundamentalmente, por la sempiterna razón que nos lleva a abrir un libro y no dedicarle esas horas maravillosas a otra cosa, tal vez la mejor razón de todas: porque nos gusta.
En función de esta exigencia, estoy seguro, el Grupo Santillana se dirigió a un referente del estudio de la poesía argentina. Aunque en base a los resultados del proyecto muchas voces se alcen para desestimar la competencia del Lic. Jorge Monteleone y su equipo de colaboradores, creo que las particularidades de su formación lo señalaban para el puesto.
Monteleone nació en Buenos Aires en 1957 y es crítico literario y traductor; es investigador en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), con sede en el Instituto de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Buenos Aires. Desde 1992, dirige allí el Boletín de Reseñas Bibliográficas. Obtuvo dos veces la beca del Deutsches Akademischer Austausch Dienst (DAAD, por sus siglas en alemán, que significan Servicio Alemán de Intercambio Académico), establecida por la República Federal de Alemania, para ejercer la docencia y la investigación en la Universidad de Colonia (RFA). Su especialidad es la crítica de la poesía hispanoamericana en general y de la argentina en particular. En su especialidad ha firmado una centena de ensayos y artículos académicos en medios de América y de Europa. Es periodista cultural en distintos medios gráficos y audiovisuales de Buenos Aires, señaladamente en el diario La Nación. Un típico representante del medio académico –ámbito que todavía no dijo ni “a” sobre el espinoso asunto- cuyo CV se ve que era más que adecuado para lo que buscaba el Grupo Santillana: the best boy.
Dudo mucho que el Grupo haya querido invertir en este proyecto todo lo que invirtió, no sólo en la edición en sí, sino también en su difusión, por el simple afán de lucro, legítimo y común a toda empresa comercial; se trata de un libro caro para los menguados bolsillos latinoamericanos y, gracias a la crisis mundial, también caro para los particulares extranjeros; estimo que su intención estuvo orientada más a producir un título de obligada consulta, presente en las bibliotecas de las universidades, un título que no puede ser obviado, no sólo porque desde la edición de la Antología de la poesía argentina, compilada por Raúl Gustavo Aguirre (Ediciones Fausto, Buenos Aires, 1979, ISBN 9504580000) y que necesitó tres tomos para abarcar su objeto en aquel tiempo, ninguna otra obra de similar envergadura salió a la venta; también tiene que haber motivado al Grupo la certeza de que su imagen empresaria quedaría todavía mejor asentada al haber colaborado a dotar de un instrumento sistematizador y crítico de esta importancia a nuestro sistema de valores literarios.
El prestigio es otra de las motivaciones, además del afán de lucro, de todas las corporaciones empresariales, que pueden darse de tanto en tanto estos “lujos”, habida cuenta de las altas facturaciones que obtienen con cada balance anual, con crisis mundiales o sin ellas. Una buena obra, bien seleccionadas sus partes, bien introducida por un best boy, bien difundida a través del aparato propagandístico de la corporación, que se constituya en el referente de toda la poesía argentina, acogida positivamente por todo el establishment literario, bendecida por los medios y por todos los sectores de la poesía argentina, lanzada oportunamente en medio de la celebración del bicentenario del país, se constituye obligadamente en el aporte bibliográfico sobre el género más importante en casi medio siglo de esas dos centurias a las que se refiere.
En ocasiones, los intereses de las grandes corporaciones establecen alianzas reales con los intereses literarios de una época y lugar dados; cuando existe comunidad de intereses –hoy la base de toda negociación, el común beneficio de las partes- generalmente los proyectos prosperan. El proyecto de Alfaguara, empresa miembro del Grupo Santillana, era por igual beneficioso para la empresa como para el conjunto de la poesía argentina; por ello, el anticipo de su lanzamiento generó tanta expectativa. Entonces... ¿por qué fracasó?
Me explico, colega lector: no fracasó porque el Grupo Santillana sea una entidad perversa, al estilo de los Illuminati del inefable Dan Brown, empecinada en destruir el mundo y específicamente, sembrar la confusión en la cultura (no me cabe duda de que las intenciones del Grupo eran bien otras y, ya vemos, lejos del afán de lucro y más cerca de los intereses de los lectores de poesía) y  no fracasó porque no llenara las expectativas del establishment literario local, que hubiese aplaudido de igual forma cualquier obra, incluso una peor realizada por Monteleone y sus adláteres, porque el establishment necesitaba un título y no una obra; no fracasó porque Monteleone sea un obtuso que, misteriosamente, llegó a uno de los estamentos más altos de la carrera, examen tras examen, postulación tras postulación, porque cuenta con un velo mágico que hace invisible su supuesta ignorancia a los ojos de los demás (en realidad, creo que sabe de poesía argentina mucho más que el común de los que la leemos, particularmente en cuanto a teoría y datos al respecto, y era por ello uno de los sujetos mejor indicados para trasmitir esos conocimientos); no fracasó porque haya incluido en su selección a autores que, con toda justicia, trabajaron muy talentosamente para ganarse ese lugar (ni uno solo de los canonizados por el best boy sobra, nos guste o no nos guste su estilo o su poética); cualquier aseveración en nombre de esas falsas interpretaciones lo único que hace es embarrar la cancha y confundir el juicio objetivo en cuanto a lo sucedido, que es mucho más grave.
Y es grave porque con la aparición en escena de 200 años de poesía argentina, que contó con el apoyo económico y propagandístico de una corporación editorial de las grandes, capaz de brindarle una distribución a escala de todo el territorio hispanoparlante, en comunidad de intereses con el lector de poesía; con la anuencia del establishment político, periodístico y cultural local; con la selección y la introducción a tan complejo fenómeno como es la historia completa de la poesía a lo largo de 200 años - todos los que cuenta- puesta en manos del mejor muchacho y su seleccionado de intérpretes de la realidad, se ha desperdiciado un oportunidad única de dar cuenta del asunto, leal y francamente resuelta mediante un trabajo que debía ser de excepción.
Y no fue tal por impericia de los encargados de llevarlo a cabo, sino por su intención. Esto es, ellos pusieron por encima de los intereses del género sus intereses personales, el flaco afán de figurar como árbitros de la elegancia –el arbiter elegantiorum de la antigua Roma-, de erigirse como capaces de señalar quién es quién y quién no es –o sea, no nació, no escribió, no existe, es alguien desaparecido- en la historia de la poesía argentina.
Porque desde el título la obra proclama su ambición –que era lo que los lectores de poesía argentina estábamos esperando, una obra que se ajustara a aquello que aspiramos a leer alguna vez, y que definitivamente, no es ésta- se invalida su contenido. No contiene esa obra que dé cuenta de 200 años de poesía argentina. No están en ella las referencias claves a todo su acontecer, a cada una de sus partes y el razonamiento sobre el conjunto, ni contiene el conjunto de los nombres que hicieron esa historia. Si se titula así, debe cumplir con lo que promete cuando uno, lector de poesía, abre el libro. Debo en esta lectura disentir con mis colegas Eduardo Dalter y Rubén Vedovaldi (ver sus textos en la fuente citada) cuando expresa el primero que Monteleone (y todo su grupo de investigadores, no los dejemos afuera del asunto, que también llevan lo suyo) obraron así por desconocimiento; creo haber argumentado lo suficiente, antes, para dar por descartada esta hipótesis de Eduardo Dalter. Respecto de algo aseverado por Vedovaldi, opino todo lo contrario: él manifiesta que las 24 páginas de introducción del prólogo de Monteleone son algo excesivo, yo creo que son tan cortas para la ambición de reseñar el fenómeno del que se ocupan, que ponen a lo escrito por Monteleone a la altura de los logros alcanzados por la sección final del célebre Reader’s Digest, capaz de resumir La Ilíada en un par de pliegos. ¿Pueden 24 paginitas resolver el intrincado espectro de 200 años de poesía argentina? ¿Tan poco sucedió en dos centurias? Creo que no, que un argumento tan simple como éste, tan obvio, invalida lo expuesto por Vedovaldi. Sí coincido con lo señalado por ambos autores respecto de las exclusiones concretadas por Monteleone, aunque insisto en que no tienen una causa tan inocente como la ignorancia, sino el fin bien determinado de establecer un canon legitimante no dirigido en realidad a un beneficio de los canonizados –que ya lo estaban antes del advenimiento de Monteleone como sumo sacerdote de la poesía argentina, porque por obra y también por gracia de la poesía, los nombrados no necesitaban de ningún espaldarazo del Conicet ni de la virgen desatanudos- sino a ungir al best boy como aquel que determinó el Who is Who poético nacional. Lo que no es poca cosa y vieja aspiración de muchos, desde los tiempos en que la todavía distribuida revista Diario de Poesía proclamaba, en los 80, que primero el neo-barroco y después el neo-objetivismo eran los cánones a seguir por la muy diversa –por suerte- poesía argentina.


La importancia crucial de que una antología no sirva para establecer un canon
¿Qué es un canon? Con magistral claridad, el mismo Monteleone responde esta pregunta, en su “ensayo” preliminar, fundiendo adrede el significante “antología” con el significado de canon: “Tal vez no sea un conjunto más o menos razonado o azaroso de inclusiones, sino un sistema de ausencias” (0p. cit., pág. 13).
Salpimentado aquí y allá con algunas observaciones sobre el desarrollo general de la poesía argentina, sí de índole literaria, el meollo del supuesto ensayo no es otro que la justificación del establecimiento de ese canon, por la fácil vía de declararlo como el único medio posible para discernir en el asunto: un sistema de ausencias, esto es, que su primera medida no es incluir, como se supondría, sino lo opuesto, excluir, establecer un espacio “exclusivo”, al que no se pueda ingresar sin el visto bueno de Monteleone; ello lo ubicaría, tal su pretensión, como el guardabarreras de la poesía argentina, un sistematizador de la ausencia. El determinaría así quien aparece y quien desaparece de la historia. Hábilmente, entre los canonizados ubica a autoras y autores cuya pertenencia a la historia resulta irrefutable, no por mérito de Monteleone, como aquel que supo discernir que eran “joyas escondidas” de esa historia, sino por mérito propio de los canonizados, que mucho antes de que Monteleone comenzara a hacer su listita, ya se habían ganado con creces su espacio propio en la poesía argentina. Es que hay un movimiento sutil en la obra: mientras que aparentemente Monteleone es quien legitima a los canonizados, en realidad son los canonizados los que lo legitiman a él. Buen intento del best boy, sólo que olvida que abre un punto muy flaco en la defensa de la validez de su obra: el canon es un procedimiento extraliterario, si se inserta como procedimiento en una obra que se denomine 200 años de poesía argentina. Lo esperable en algo así titulado es una descripción muy completa y razonada de todo y todos aquellos que hicieron esa historia, detallada y dividida en movimientos, características, modificaciones y sus causas, cronología y todo un amplio sumario que Monteleone conoce muy bien, tan bien como nosotros, los lectores de poesía.
En cambio, empotra en el cuerpo de una pretensión literaria de tales dimensiones, como hilo conductor, el establecimiento de un canon, que es un artefacto propio de esa odiosa palabra, maistream. Como bien sabemos, mainstream es un término que define las predilecciones y preferencias que son aceptadas por la mayoría en una sociedad. No en balde se la emplea abundantemente para referirse al universo de lo mediático. Ahora sí, encaja mejor la destacada presencia de la obra de Monteleone en los medios, se explica su aceptación inmediata por parte del establishment, se entiende la discordancia extraña entre lo prometido por el título continente y el verdadero contenido. Entendido como agente del maistream, el trabajo de Monteleone no ofrece fisuras y lo consagra, sólo que en un lugar ubicado fuera de lo literario. 200 años de poesía argentina, pese a su título, es un fenómeno propio del universo mediático, no del universo literario. Si tal era su pretensión –muy bien lograda, por cierto- entonces no es criticable desde un punto de vista propio de lo pop; resulta el equivalente entrometido en las letras de lo farandulesco, lo mediático; tiene que ver más con el ámbito televisivo y el resto de los medios de comunicación de masas, que sí, como Monteleone, establecen un canon, porque lo necesitan para excluir y modelizar, amasando las opiniones de los espectadores hasta obtener una pasta más o menos homogénea, que es –precisamente- la esencia misma del maistream, la corriente generalizada de opinión, una sola. Suena totalitario, pero así es como se maneja el mainstream: excluyendo, y de ninguna manera 200 años de poesía argentina deja entonces de ser un auténtico producto de él. Quien hace ese trabajo para el mainstream, estableciendo una opinión uniformizadora en cualquier terreno: la belleza, la política, la economía, el deporte, etc., recibe una recompensa que habitualmente implica dinero y fama; en letras, que no es una actividad relevante para la sociedad, aunque conserva algún medio apagado brillo de prestigio, la recompensa para el amansador de divergencias será sólo... el prestigio en su campo. El problema surge cuando en ese campo los lectores opinan lo contrario. Porque volvemos a la misma diferencia entre lectores: el de poesía es uno sumamente especializado, hábil para leer entre líneas, educado por sus mismas lecturas, que apelan a los mecanismos de elusión y alusión continuamente; ¿cómo resultaría posible venderle maistream en lugar de criterio literario? El asunto de 200 años de poesía argentina falla por la base.
Además de la incómoda situación en que queda ubicado Monteleone –tal vez, lo menos importante- se abren otras inquietantes perspectivas. ¿Es realmente adecuado el lugar donde quedan ubicadas esas obras canonizadas por este agente del maistream? Se trata de obras definitivamente importantes, constitutivas de la historia de la poesía argentina.
Tal vez, a una escala local –recordemos que el Bicentenario se produce en medio de la globalización de la información y el contacto inmediato entre culturas- el maistream criollo les pueda dar su difusión (siempre a escala de la aldea), pero, ¿qué pasará cuando llegue esa difusión, impulsada por los puntos de venta de la corporación editorial que tuvo la buena idea de editar una obra llamada 200 años de poesía argentina, a otros lectores de poesía, no menos entrenados que los locales, y algunos más especializados todavía, porque disponen de mayores aparatos de información, para contrastarla con lo realizado por Monteleone? En concreto: ¿qué le sucederá a un lector de poesía argentina extranjero, por el caso con formación académica, con acceso directo desde su universidad a fuentes de información directas, que recibe y estudia libros de poesía argentinos, cuando contraste lo que ya sabe con lo que expone Monteleone? ¿No notará las ausencias? Tal vez para algunos este personaje suene utópico, pero existe y muchos de nosotros, por ejemplo, nos comunicamos por Internet con numerosa gente que lee poesía argentina en lugares muy distantes y la sigue atentamente. Como el lector de poesía local, ellos no encontrarán aquello que buscan en el trabajo para el mainstream impecablemente realizado por Monteleone...
Si el trabajo de Monteleone hubiese sido editado antes de Internet, es probable que hubiera logrado pasar como única fuente de información respecto de la poesía argentina para el exterior (al menos, en parte); pero en este contexto, llega demasiado tarde: es mucho mayor la información sobre la diversidad de nuestra poesía contenida en las páginas de Internet que la contenida en las mil páginas del canon mainstream: el Sr. Google es implacable, está siempre listo y es abundantemente consultado.
Si solamente se hubiese editado 200 años de poesía argentina antes de Internet.
Otro espinoso problema que se desprende y se relaciona con lo anterior, es el relativo a lo que les sucede a los cánones una vez que son establecidos: provocan una reacción en su contra, proveniente del mundo académico, del ámbito de los mismos creadores o surgido del colectivo de lectores, que pueden y tienen a orientar sus referencias y preferencias hacia otras direcciones.  Salvando las distancias, veamos sino lo que sucedió con El canon occidental (The Western Canon: The Books and School of the Ages. Ed. Harcourt Brace, New York, 1994. Edición en español: El canon occidental: La escuela y los libros de todas las épocas. Ed. Anagrama, Barcelona, 2005. ISBN 84-339-6684-7), la obra maestra del gran Harold Bloom, indiscutiblemente una de las mayores mentes de la crítica literaria: su obra sirvió de referencia, sí, pero precisamente para opinar en contra de partes o el conjunto de lo afirmado por Bloom, el talentoso Bloom, el celebérrimo Bloom, el notoriamente erudito Harold Bloom. Y Harold Bloom definitivamente sí era un gran teórico.

La importancia de que a una antología total  de la poesía  argentina la acompañe un auténtico ensayo crítico-descriptivo
El texto que buscaba el lector de poesía en esas mil páginas de 200 años de poesía argentina no era canónico; era descriptivo. No excluyente sino todo lo contrario: incluyente; incluyente de todo el fenómeno en sí; esto es, precisamente, 200 años de poesía argentina. Porque a la poesía argentina la hicieron todos los poetas argentinos, durante dos siglos, es que la mayoría de los poetas argentinos no están presentes en la obra de Monteleone.
Es falaz de toda falacia argumentar que para ello la obra hubiese tenido que alcanzar un número incalculable de páginas, algo irrealizable como proyecto editorial: hubiese alcanzado conque la obra –si coherente con el enunciado de su título hubiese sido su intención- hubiese dividido sus capítulos en verdaderas “constelaciones”  -eufemismo de Monteleone por corrientes estéticas- y sencillamente elegido algunos representantes de esas
”constelaciones”  para ilustrarla y nombrado a todos los otros. Asimismo es falaz de toda falacia argumentar que dicho trabajo hubiese insumido mucho más de un año, el período declarado por Monteleone y su grupo de investigadores de la realidad para establecer, como resultado último, este canon del maistream que se nos presenta como el adecuado para ocupar el legítimo espacio de una historia de la poesía argentina: para aquellos que cuentan desde hace dos décadas con el aparato del Conicet y de la Universidad Nacional de Buenos Aires, con los que no cuenta el lector de poesía habitual, resulta ciertamente muy simple llegar a ese resultado, porque es precisamente aquello sobre lo que han trabajado –con becas que se pagan con los impuestos de cada ciudadano, sea o no lector de poesía- durante igual período, un año de trabajo. ¿Cómo, entonces cualquier lector de poesía –y los desafío a hacer esa experiencia- puede usar la página 972 de la obra, que está en blanco, para escribir los nombres de los autores que faltan, y verá que aun empleando cursivas de pequeño tamaño, esa página no le alcanza?

La importancia de la opinión del lector presente y futuro
Como dijimos al comienzo, la pregunta principal que podemos plantearnos los lectores de poesía ante este fenómeno es si opera a favor o en contra del género.
La intención de Alfaguara, desde el punto de vista de los intereses de los lectores de poesía, me parece meritoria. De todas maneras, aunque muy parcialmente, contribuye a la difusión de nuestro género en su amplia área de distribución comercial. Esto es que, de todas formas, es mucho mejor que exista una obra de esta envergadura a que no exista, aunque se haya perdido la oportunidad de volcar al mercado el tipo de obra que era de esperar; lo grave es pensar cuándo será la próxima vez que se presente la factibilidad de concretarla, habida cuenta de que pasaron 31 años entre la publicación de los tres tomos de la antología de Raúl Gustavo Aguirre y la edición del único tomo de Monteleone, facilitada esta última por la oportunidad de celebrarse el Bicentenario.
Nos corresponde a los lectores de poesía argentina - sea usted exclusivamente lector del género o también poeta y/o crítico, académico o no, argentino o extranjero- dialogar y argumentar sobre esto.
Entonces la obra de Monteleone habrá servido, involuntariamente, para algo más que para establecer un canon.

Luis Benítez
Exaltación de la Cruz, Provincia de Buenos Aires,
4 de septiembre de 2010. 

Luis Benítez poeta, narrador, ensayista y dramaturgo argentino nacido en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.) con sede en la Columbia University, de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (La India). Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su obra literaria, entre ellos el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); la Mención de Honor del Concurso Municipal de Literatura (Poesía, Buenos Aires, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Tercer Premio Eduardo Mallea de Narrativa (Buenos Aires, período 1995-1997); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2008). Sus 24 libros de poesía, ensayo, narrativa y teatro han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, México, Venezuela y Uruguay y obras suyas fueron traducidas al inglés, francés, alemán, italiano, flamenco, griego y macedonio.