lunes, 31 de enero de 2011

en roja oscuridad




…prefiero conversar tendidos en la roja oscuridad
cruzás tu pierna sobre mi vientre

-la multitud de hombres que hay en mí no olvidarán jamás su sombra-

a veces crujimos antes de rechazarnos
a veces recordamos tu tío violador
o hablamos de las panteras sudacas

la voz es un áspero líquido en la piel

tu mirada es un lobo y nos cuida
los lobos saben muchas cosas de la nieve

cuando te conocí
había tanto pájaro
ojeroso
transpirado
en el aeropuerto o’hara

y te conocí
por tu vestido de NO

entonces sacaste algo de rouge de tus labios y anotaste
un teléfono en mi caja de fósforos

prendí 86 marlboros

y comenzamos a desarrollar
esta especie de sustancia animal
tan quieta

a veces te pido
no enciendas la luz

solo girá tu cabeza
mirándolo todo.

pese a tu largo viaje en strass/stress
y el grito de las motos
pese a eso
recordaste
mi poema de los pájaros asiáticos

quisiera agradecerte
¿sabés?

jamás tocaste mi jeringa leyden
estas noches
en el lamasterio del 104 seydeck torre sears chicago

precisarás tantas cosas aún
tantas pequeñas
leves nueces del Ser.

bueno, te lo agradezco viajera

vos y yo
moriremos de veras en verdad y para siempre

otras mujeres ni siquiera apagaron el velador con el dibujo de mickey

querían mi droga
hasta mi cadáver literario querían
ansiaban la hierba de mi oveja ciega

es un lobo tu mirada

comiendo
nevando sobre mí
has muerto
y yo sobre vos

viajera queridísima
es todo un desierto sin sed
la gravedad del amor.

y el lobo irá hasta la orilla del michigan
mirará esa nube
de lluvia ácida
creo

y serás una virgen sin tío manos largas
y estaré atravesando el o’hara
hacia otra dosis de eternidad

en los baños repletos
de tubos azules y gimientes.

de serie americana,editorial recovecos,córdoba,segunda edición,2008.

domingo, 30 de enero de 2011

Sincera piedra




Grata me fue la tibia noche

un trago de veneno
luz vestida

días felices
amor y desatino

el rostro menor de los pecados

¡y no poder vivir como una espada!

estar dispuesto
a error, a su alimento

suaves como el engaño
de lo amado
sentía la noche
y sus palabras

¡y estar así!

rogando exilio al dolor
reinos de amparo

remoto quedó
el niño erguido
el joven que fui
agradecido al llanto

¡sincera piedra el alba
para una débil mano!


de Llegado así,editorial recovecos,córdoba,2005

viernes, 28 de enero de 2011

El apretón




La decepción más honda

vivir en lo distante

prospera a la sombra de este sol
en nuestro enojo

las palabras
el tiempo ya están lejos
la victoria final, el cielo
se despiden

y siempre es pobreza
la alegría…

Un cuerpo es la distancia
es todo el mar
la estrella más alta y más inútil

aun estás allí
viniendo

y ese apretón en el hombro
fue la respuesta espontánea
-o nacida, criada ya en otros años-

la inmediata clausura
o el comienzo

en esta tarde
y este mundo

que siguió así

llevándonos.



de Llegado así ,editorial recovecos,córdoba,2005

jueves, 27 de enero de 2011

Se hizo tarde



Me excuso
no depende de mí el albor
tus ojos en el agua
lo que harás mañana

disculpas también
daré las gracias

serví a un turbio dios
a una reina loca

pude traer copas
hurtar la daga
de aquellos adversarios que volaban

ideas emociones
lo muy nuevo

adentro
la vida parecía
un fuego amable.

Ahora
saben

firmé la carta
renuncié
me fui despacio

a nadie consulten
buenas noches
tropieza el mundanal

se hizo
tarde.


Cuando leí el nombre de mi padre

Las confusiones, las confesiones, contusiones o conmociones literarias y el problema de la verdad; ah, la imposible verdad del confeso.
Confesar dar cuenta como reo o litigante ante el juez.
Parte de la celebración del sacramento de la penitencia o reconciliación en la que el penitente declara al confesor los pecados cometidos.
¿Quién es el confesor?
¿Qué avidez igualmente cándida o perversa le hace pedir por nuestras almas y sus actos?
Cuando leí el nombre de mi padre en un himnario de la Iglesia Luterana para Latinoamérica rocé los bordes del arpón: Traducido por David Schmidt (1922-1961) el sentido de los himnos, la letra de molde y el fantasma (yo tenía seis años cuando mi padre murió) se encriptaron bajo la forma de un libro; ataúd y barco que otorgaron al duelo una plumita del deseo.
La relación entre los vocablos, traductor, sacerdote, profesor, himnos titulados La mañana o Por gracia sola yo soy salvo, el rey David como guerrero y pecador, la doble etimología del apellido (orfebre en oro o hierro//herrero, nunca debidamente constatada) fue lo que me ocupó a lo largo de esos cuarenta años en los que me transformé en el padre de mi padre.
La estupefacción del luto miró en la Biblia el otro libro de mi padre, allí era el también un niño que clamaba por su nombre y yo lo acompañaba, confuso, secreto, iluminado por el desierto donde se había hallado una sola palabra para todo (antes de Babel; después del Cristo).
Entre las tapas negras del Libro, del barco, del responso, con esa clase de existencia que sólo dura como la piel de un fruto.
Durante la pubertad, adolescencia y primera juventud sobreviví cómo expósito en un universo femenino constituido por madre, abuela, tía, hermanas, domésticas, que trabajaban a su vez en un negocio familiar destinado a mujeres (bazar, joyería) la búsqueda de conocimiento, la experiencia primordial de escritura operaron como reacción y desclasamiento de esa familia que hozaba en las fantasías de la clase media provinciana y fueron también un hundimiento en la virilidad, los amigos de entonces creían que las guitarras, las palabras, eran la vaina de la espada.
Un colegio secundario pequeño y demorado, ausente de las tradiciones del saber o la ruptura, la afición de mi hermano mayor a la literatura, el contacto meramente incidental con un par de muchachos que leían la poesía de la época y algo más[poesía rusa, árabe, japonesa, china soportada por sospechosas traducciones en endebles folletos adquiridos por las cuevas de usados de Buenos Aires y Córdoba] sumado a los extraviados de la clase media baja que predicaban el nacimiento del rock en la Argentina (fines de los sesenta, comienzo de los setenta) dejaron el resto, la poesía, la música ,la literatura ,el cine me bañaban en el sentido de un dominio, de una singularidad.
La identidad de lo vital tuvo esa forma.
Y corrían los símbolos, la mitología, el hinduismo, el esoterismo, la magia, la mística, Krishnamurti, Herman Hesse, los beatniks… epifanías casi marchitas de la generación de las flores, operando detrás, mezclando la inocencia del que pretende hallar afuera lo de adentro con cierto escepticismo terminal.
Cómo decirlo, si una confesión es el relato que alguien hace de su propia vida para explicarla a los demás, para atenerme al género debería hablar del montaje de mi alma, de cómo terminé creyendo que la poesía era el silencio de Dios y todo poeta una caja por


cuyos desgarros fluía esa advertencia: todo está dicho, todo debe decirse nuevamente y para eso el Verbo se hará carne y el poema devendrá en falsificación del yo ante el magneto de lo especular.
Porque si la Biblia era el Libro (y lo es) llegué a ella por el sino de una leche tan sacramental como agostada…cuando en la madurez fui acometido por la exégesis, la hermenéutica, no extravié ni un ápice de mi fervor; se alzaba la mística como turbia dadora de ese pan robado: escribir, escribir.
Y borrar.
Así acabé renegando de poetas y poemas y adorando a la poesía convencido, siento, de que descubriría un propósito para durar en este mundo altivo y puro soportando un propósito, una contingencia, moral.
Durante la primavera alfonsinista en mi ciudad hicimos revistas, ciclos de lectura, recitales, pegatinas, folletos, plaquetas –vendí, promocioné, pedí publicidad, recorrí pasquines, puse la cara construyendo la inabolible certeza de que la poesía no era algo para el mundo
sino algo en, contra, el mundo… equivocados dormían Rimbaud, los surrealistas; la música verbal, la revolución del sentido no, no iban a cambiar la vida ni las condiciones de la época…lo poético es un campo de batalla espiritual.
El sueño versus la descripción (y viceversa), el margen versus el canon, la soledad versus los clubes…Versus se llama un libro de poemas de Eduardo Dalter.
Versus, no Versos.
Así, cuando en el ´73 fui por dos o tres meses a la Universidad Nacional de Córdoba a estudiar Filosofía y contemplé el fervor de los desaparecidos y estafados, su hermosa sangre derramada y negociada, dejé el umbral del claustro y me arrojé a la calle.
El ERP, los Montoneros, eran la épica no la novela de la Historia. Mesiánicos, inútiles, necesarios. Fragmentos, alitas, holocaustos.
Por los alrededores de la Catedral algún lumpen y otros bizarros me enseñaron a Eliot, Pellicer, Henry Miller, el tango, Platón, la rabia, aguantar, ser nadie/nada/nunca, San Agustín, la ginebra, Knut Hamsun, Marechal, Celine, Gurdjieff, la alquimia, Bergmann, y a trabajar por un sándwich de milanesa. Supe entonces lo que ya sabía, la vida era apenas eso, una lectura entre relámpagos, una elegida pobreza
Y escribía en libretitas, en cuadernos (y escribo ahora en hojas sueltas, usadas, encontradas por allí…) desde fines de los ’60 a mediados de los ’90 palpar por detrás de la hoja [oficio] el picotazo de la tecla, su augurio, su eco, su sombra.
Entre esos borrones descubrí la alegría.
Alegría era la gratuidad, la gratitud al instante en que olvidaba esa bolsa de vísceras y ropas que actuaba, las reconvenciones de mi madre y la jocosa piedad de tantos…ese muchacho tan inteligente y posible que fui, para mi pena.
Y todo pasó volví a mi pueblo, la dictadura, el empleo ,el cielo ancho, Juanele, la generación del ’40,Girondo,Fijman,Mastronardi,Molinari,Borges,Carpentier,Rilke,Dylan Thomas (no puedo hacer toda la lista, eso es de almaceneros…)la liturgia peronista, el vino en las pizzerías, las noches como un sopapo hasta que, a los treinta, reboté en Córdoba por algunos años, trabajé de invisible y en la Plaza Colón durante un mes escribí Serie Americana, lo importante no fue esa conmoción sino aceptar que escribir era otra vez –como a los quince- un sol para los muertos…la banalidad del mal y las fruiciones del progreso quedaban atrás o mejor dicho, adelante, vueltas confesión, constipación,
composición, convicción, con eso, una palabra al lado de la otra, abajo de la otra; hasta el silencio.
Y todo pasó volví a mi pueblo, el empleo, Menem, el amor de ella, el amor a ella…su oreja, su intuición, la hondura de lo tácito (desde la primera vez y para siempre)su abrazo y los duelos que de algún modo nos unieron (el de su madre, el de mi padre)no nos separa en la muerte.¿Qué se confiesa del amor conyugal, qué se promete como un retintín de lo eterno, no es acaso ese cliché solemne: hasta que la muerte nos separe?
No nos separa la muerte, la vida, el pensamiento…y cuanto de lo que pude escribir cegado, hiriente, confiado volvió desde su intelección, su gusto, con los ojos abiertos, curado, crítico y sólo fue palabra, jade, barro por su escucha…el amor a mi hijo, los estoicos, toda la poesía argentina contemporánea crecida como un yuyo de la última constelación, la teología, los románticos alemanes, editar durante 20 años poesía argentina y universal, la colaboración con centenares de revistas, hacer talleres y notas en los diarios para pagar la luz(para apagar la luz), los fines de semana donde escribía de un tirón(me tironeaba)quince, veinte cartas a seres que nunca conocí salvo en sus sueños y fracasos…
Los libros, los libros, me rodeaba una biblioteca con estantes [al fin, el Fin] (ya había vendido la biblioteca de mi adolescencia y después la de mi primera juventud y con el saldo de esas millones de palabras escribí un poema llamado El resto es literatura que Edna Pozzi, transcribió en una novela suya y ella no sabe y apenas lo comprendo yo que, esa novela ,también será vendida, prestada, mal leída, para calmar el hambre material o espiritual de alguno y que todo comienza como encanto y termina en frustración menos…esa plumita del deseo).
Libros, mi única avaricia, mi desazón… durante media vida en cajas, en bolsos, debajo de la cama, regalados, obviados, olvidados en mudanzas y accidentes.
Los libros de mi padre, ediciones impresas en alemán gótico de los siglos XVII y XVIII con tapas de madera forrada en cuero, quemados por mamá en el patio de casa…quién va a querer esto, decía….no hay lugar…y sa siesta mirando como ardían las ediciones de Lutero, los abstrusos manuales de una religiosidad  seca y étnica traída al país sobre todo por los rusos blancos desde la nieve y el trigo de remotas llanuras al este o al oeste del Edén.
El dios de Lutero, una deidad donde la confesión es, precisamente, el aciago silencio de la conciencia, no, no medran allí dispensando la gracia, amables hombrecitos disfrazados…y veía calcinarse a mi padre nuevamente  en ese estallado avión donde bajó y, supongo que después volvió a subir, a los cielos; Sao Paulo era el lugar y el santo.
Como un gran pájaro negro contemplaba su predicación en la iglesia de Villa Ballester y nos miraba severo, convencido…después del culto, la escuela dominical, los himnarios,
memorizar el Catecismo Menor so pena de sufrir las iras del Dr. Martín Lutero y las imágenes del Apocalipsis, altas, entre las mesas de madera negra…mirando las láminas del valle de los huesos pensaba una y otra vez en como sería la resurrección de los cuerpos…y dudaba.
Yo era un gordito bueno entre esos hijos de alemanes y norteamericanos (a los dos años mi madre me llevó al neurólogo porque no hablaba y me pasaba el día en un rincón con un
gato en los brazos…y me pasé la vida en un rincón con el desprecio en los brazos y hablé interminablemente para ver hasta dónde podía cavar este silencio…)
Editar y mucho más leer tanta poesía excéntrica al canon argentino, me hizo fundamentar ontológicamente aquel momento del ’85 cuando le dije a Víctor Federico Agustín Redondo
[en un departamento cerca de los tribunales en Córdoba] no me quiero ir a Buenos Aires, esa ciudad está colmada de gente que no conozco (luego le dediqué Serie Americana, supo mucho antes que yo que esas imágenes en el reojo de los seriales televisivos, los comics, el cine, el consumo, la música, los héroes podridos, era un libro…
En la plaza Colón se besaban los estudiantes y a la tardecita me iba a una sala de billares a mirar televisión por cable…en los ’90 en otra sala de billares Jorge Riestra me contó que, allá en el fondo, la metáfora de su vida había sido criar a sus hijos, solo, me pagaba la ginebra…iban y volvían las moscas como un oscuro dios de lo mejor. De pronto apareció un lumpen vendiendo números para el sorteo de una radio –que nunca entrega me explicaba Riestra-y esa radio de plástico blanca, muda e inalcanzable era la metonimia de la metáfora y los dos nos miramos sonrientes pensando en cualquier cosa.
Las concesiones, las confecciones, las contradicciones, las constricciones literarias.
¿De qué hablar sino, de que mi abuela recitaba a Olegario Víctor Andrade y Guido Spano, de la profesora de letras del secundario, de que leía la revista Radiolandia, de los primeros
aplausos, del penúltimo malentendido del bien entretenido, de los veinte mil libros que leí y releí o del recuerdo de tantas voces que salían como monjas o locas de un pozo de poetas, escritores, críticos…de lo que me costó escribir una palabra, una palabra, una palabra…para convencerme … y trasponerme?
¿El fondo de la luz es un espejo?
¿Quién permanece conmigo en el confesionario? ¿Ustedes? ¿Vos? ¿La literatura? miren aquí es muy fuerte el viento y cada uno se las arregla como puede…ya no tengo ni la edad, ni la paciencia…Antes sí, antes le preguntaba a cualquiera ¿está bien, te parece, puedo? incluso cuando estaba cierto del abismo, del aljibe, de una mano tendida y de a poco, tenaz, distraído, concomitante me volví feroz, impasible, decidido. Rompí el secreto.
Nadie sabe nada, a nadie le importa nada…
La poesía, te traga, te escupe, te mastica, somos al fin parte de su cuerpo…expulsión, producto de su cuerpo.
La estética, la metafísica, las tradiciones o traiciones o tracciones literarias, la academia, la crítica, la nota al pie, el té de la tesina, son a la poesía lo que un paraguas a la teoría de la relatividad digo, un recurso extraño {cursilongo más bien} de la impotencia; una tontera llegada a oficio de tinieblas.
Hay estúpidos que se quieren salvar atendiendo desde los dos lados del mostrador, a ese genero de estúpidos no pertenezco; no veo el mostrador, lo atravieso.
Las conferencias, las conjunciones, las conciliaciones, las conducciones literarias; la política de las relaciones, el tráfico de influencias sobre un piélago de anécdotas, murmullos, infamias ¿qué se arrastra? ¿La fama de bolsillo, la beca, el paper, los contratos, los retratos?
¿Lo vieron a Vespoli, a Bustriazo Ortiz, a Fijman, a Edith Vera por ahí? ¿Los vieron, los saludaron, los dejaron en paz, les pidieron algo? puedo asegurarles que no me van a ver a mí, yo no tengo la dignidad del empleado.
Mire, la cosa es así (esto, vivir) voy al trabajo, a mi casa, cuido a los míos, tomo un café, leo los diarios, leo cuatro libros a la vez, escribo, no hay nada más porque, si hubiera más yo no podría escuchar como rompe el ángel, su vaso de piedra contra el día.

martes, 25 de enero de 2011

No pidas lo tuyo a nadie


  
No es vivir la aventura ni aquella rosa que dura con la nieve

Por cada donación y cada abrazo, las horas ciegas , cualquier forma de bondad o luz; serás juzgado

El Mal llega y nunca muere

Jamás insistas frente al muro, el sol distrae los monstruos
aprovecha su sombra

La soledad no elige silla, la mesa es de todos, como el hambre

Guarda unas pocas palabras para el adiós

Ignorar es el don, apártate de comprender como del fuego

Desde las terrazas, la pureza anima al hombrecito ése
 que aguarda entre quimeras

No pidas lo tuyo a nadie
es mejor robarlo

Quieto como la sangre de los muertos permanece el ángel en la piedra y el cielo


de Verdad de lo evidente, Ediciones Cartografías, Río Cuarto,Provincia de Córdoba, 2011


Colegiales de la noche



¿Flotan los muertos?
su agua
¿es el temor?
¿qué pasaría si fueran tu mesa?
¿si no se corrompieran
y bailaran?
¿si fueran colegiales de la noche?
¿si el alma fuera un mapa comido por la arena?
¿cómo aprenderíamos la oscuridad?
¿hasta dónde podríamos mirar?

Si entre la muerte de todos
y la muerte mía
solo vos estuvieras
viva
tropezando con cantores de madera
con las raíces muertas del mar
con nubes de piedra
puerta tras puerta
y atrás
muy atrás de tu verde corazón
el viento
impulsara
en papeles de oro
barcos y leones muertos
donde viven las palabras
¿sólo una vez?

Y entonces
con los poderes que otorga
la ignorancia o el amor
abrieras los labios
y el silencio cayera en mis manos
¿alguien más sería estremecido
o nuevo
como una gota?

¿y si el silencio estuviera muerto?
¿y si la luz estuviera muerta?
¿y si caminaras hacia mi
como otras veces
y pudieras alcanzarme y sonreír?


¿y si eso fuera todo?
¿y si la muerte no existiera?
¿y si fuera una idea del tiempo
mientras aguarda bajo el hielo
su remo y sus batallas?

¿Adónde van
envueltos en hojas
en campanas?

¿Adónde reunen sus espumas?

¿Y si dieran la felicidad?

¿Y si completaran el sol?


de Llegado así, Editorial Recovecos, Córdoba,2005

domingo, 23 de enero de 2011

Para quién



 
Una de las chicas que atiende el bar
le dijo a su compañera

se extraña el agua caliente
es como la luz
cuando no está

y todavía hay gente
estudiando
preocupada
qué escribir
y cómo

y para quién.


de La vida milagrosa, Editorial Recovecos, Córdoba, 2005

sábado, 22 de enero de 2011

Cada poema



  
Cada poema como una casita
empujada por el alba
y la lluvia

cada poema como un hombrecito
que sale de su casa
al día inmerecido

cada poema como un cielo
dando piedra a los labios

cada palabra
al fin

cada deseo.


de La vida milagrosa, editorial recovecos, cba, 2005

martes, 18 de enero de 2011

CEFERINO LISBOA ( CÓRDOBA , 1971)



Perplejidad

Hace rato que abandonamos
las preguntas
por las noticias. 



 ( Todos los climas )

Hay un elemento de peso
un ancla
que a veces descubro.

En esos momentos
se donde estoy.

Saber donde estoy
es manejar el tiempo.

Hago y deshago. 

El lado menos práctico

A mi me piden
que crea
y no puedo salir del asombro.

Mientras tanto

Soñar pero no dejar
que los detalles
desplacen lo propio

manejar el cauce
disminuir la tormenta

disfrutar también
cuando el recuerdo
sea una lluvia
un paisaje descifrable
solo en la mirada.


del libro inédito Razones en fuga

lunes, 17 de enero de 2011

PEDRO MAIRAL (Buenos Aires,1970)


[...] La ansiedad de las librerías puede aniquilarte. Cuanto más grande la librería, más ansiedad. Uno de los pocos lugares donde estoy tranquilo es la sección de poesía (en general, el tamaño de la sección de poesía es inversamente proporcional al tamaño de la librería). Ahí puedo quedarme hasta provocarme una tortícolis aguda leyendo títulos verticales en los lomos finitos. Me quedo en ese rincón (porque casi siempre la poesía está en un rincón) y busco sin apuro entre los libros de poemas, publicados fuera de la histeria narrativa, fuera de la novedad, fuera del podio de la revista cultural. Madariaga, Giannuzzi, Juanele, Viel Temperley. Ahí le pido a Alejandro Magno que no me tape el sol y me refugio con los poetas que trabajaron en silencio sus libros lanzados al mundo con esa lentitud implacable que le gana a la liebre. Libros de poemas que concentran toda la literatura. Si uno diluye un buen poema en un litro de agua consigue un cuento regular. Si uno diluye ese cuento en diez litros de agua, consigue una novela innecesaria.


en Perfil .com - 06-11-2009

domingo, 16 de enero de 2011

También compré la culpa



La sombra de la estatua predice los amantes
¿Ves la paloma en la rodilla del ángel?
Frente al gran río tiemblan las hojitas del álamo
Estrella por estrella se golpea el justo
Muy responsable, la muleta, busca su consorte

Algunos escriben de piratas, planetas y neurosis como si no pasara nada

El odio crece y va a la escuela
Escucho comentarios de una vida mejor

Permitan reinar al necio , espíen las ciudades por lo oscuro

El viaje termina abruptamente, cualquiera revisa las maletas

Aunque la mirada resiste el diablo llega
También compré la culpa

 Cuando quieran pongo a hervir lo que sirva de mí y se los doy

sábado, 15 de enero de 2011

SALIR AL MUNDO

A veces vale la pena salir al mundo...en la calle Buenos Aires, al 1400 más o menos,de la ciudad de Paraná,está la iglesia de San Miguel,al fondo del altar, el ángel de mármol alza su espada de bronce,si usted sigue la punta en diagonal (cruza la calle,bordea la plaza,el bar de la esquina también) se encuentra con una oficina dependiente del Gobierno de la Provincia de Entre Ríos que se llama REGISTRO ÚNICO DE LA VERDAD y abajo, en caracteres más pequeños, Secretaria de Justicia y Derechos Humanos... A veces,vale la pena andar el mundo...

sábado, 8 de enero de 2011

lo que nos pareció tan importante y poderoso y libre

lo que pareció tan importante y poderoso y libre

ángel de hoy razón y canto
el enemigo armado
la rosa fresca

sea lo que sea
(encontrá tu imagen,tu advertencia)

nos ayudó
sin hacernos mejorar

mostró el mar
no la arena

lo que llamamos amor lucha muerto infancia

así

lo que aceptamos
el día justo
el cuerpo abierto

y casi fue
 llegó

apenas fuimos
estábamos volviendo

pareció tan necesario
y bueno
y para todos

(si no podés
lo entiendo
casi nunca puedo)

los que te alentaban
y no subían al viento a la montaña

los que te negaban
arropados oscuritos

(si prefirieras ignorar
morir

antes

antes

te acompaño)

lo que guardamos una vida
lo pensado a gritos
la rara verdad

el pan callado.



publicado en Sinapsis,Revista de poesía contemporánea,Little Rock,Arkansas,U.S.A,1999.

LETICIA RESSIA (ARGENTINA)






 Un detalle menor


Cuando los vidrios rompen

el involuntario gesto del espejo
pienso que en el principio
todo fue arena
todo fue agua
cada uno por su lado.

Ahora, en mi casa,
tengo un espejo
prestado
alguien me dijo
ponelo ahí.

Me veo de pasada
para acomodar el cuello de alguna camisa
el escote de alguna remera
el collar de pelotitas verdes
para verme así
de paso
la cara
de paso
el pelo
de paso, casi nunca,
el peine

Cuando hay tormenta
lo cubro
y también mi rostro
para que un rayo no me parta
la cara
para que no separe de esta apariencia
ficticia
mi arena y mi agua.

Cuando estoy a oscuras en la casa
prendo una vela
frente al espejo
y su luz se multiplica

Me alegro
no es
un detalle menor
hay algo de mí
adentro
que encuentra la belleza.

viernes, 7 de enero de 2011

así sabré que la lluvia atravesó tu casa



esta lluvia


deja que pase lejos
y en tus ojos
esta crecida transparencia
o lámpara
de ángel

así sabré que
la lluvia
atravesó tu casa

así sabré en qué orilla
rezar
la soledad
como una rama
presente y olvidada

o el verde de la luz
o la inclemencia

deja que toque tu corazón
ese aire total

así
sabré que la lluvia
estuvo
una vez
entre nosotros.


necesidad


llega la locura a casa
se pone a coser
a cantar

a mediodía, mi chiquito
le ofrece vino
pescado

mi traje sastre
tu vestido
son para la tarde

la demencia cuidará la casa
los juguetes

para ser felices
- dice, caminando por la plaza,
desnuda entre los árboles-
sólo es necesario:

no sentirse lo más importante del mundo.


de Esquina del universo,Alción Editora,Córdoba,2001

jueves, 6 de enero de 2011

la sangre derramada es al esqueleto ideal de la historia lo que la memoria es a la verdad


Suenan campanas en el cosmos




Adonde estarán los desaparecidos

En una estrella

¿Es roja?

¿una caña en el río
un fusil
o la medusa de la patria?

La mano que escribió
para aparecerlos
¿Desaparece
del orden de las apariencias?
¿Invisibiliza o imbeciliza?

Aparición con vida.

Las apariciones aluden
a seres sobrenaturales
fantásticos

¿A otra cosa?

Alguien abre una puerta
por ejemplo
y aparece
o estamos sentados en un sueño y
aparece
o estás despierto en la memoria y
aparece

La Historia
¿es una aparición de la especie
o sólo
donde
desaparece
la especie?


La memoria
¿tiene mesas y camas?
allí
actuamos
nosotros

¿nosotros?


o una parte
la partecita de la muerte y la pena
de los recuerdos
nuestros
de ellos

¿a qué nos referimos
a la sangre
al esqueleto
al caparazón ideal?

como diciendo
la sangre derramada es
al esqueleto ideal de la historia
lo que la memoria es
a la verdad

espejo es la memoria
la gente en las plazas

de allí brota
su sed de justicia

o de las palomas
o de los placeros

no
de los edificios
del estado
de sus postales
sus cerraduras
¿no?


Aparición con vida

sobrenatural
preternatural

ni muertos
ni nacidos

más allá de lo humano

lo demasiado
humano


y el tiempo
qué hace
haría

qué hizo
además

los llevaba de aquí para allá
creo


o no había espacio
y llovían
banderas, estandartes, folletos
anuncios, anuarios
organizaciones
caía el tiempo
como margaritas
mascaritas.

No están
en el espacio

¿Adónde asomarán?

¿Tiene países la memoria
leyes?

¿Se sientan los superiores de la memoria
en edificios neoclásicos
y levantan la mano
hasta las 30000 estrellas
y tocan timbre?

(entonces
¿suenan campanas en el cosmos?)

Ya van apareciendo
de a uno
en grupos
casitas
colegios
salas de maternidad
en campos fabriles
sótanos
bares
se encuentran con amigos del barrio
en los asados
departamentitos
donde brillaba el terror
el azor
de ese amor

¿Uno por uno
hasta que no quede ninguno?

¿Qué harán con ellos
cuando aparezcan de la mano y nos miren
tan frescos de eternidad
tan justos y sabios?

Tan jóvenes de no-tiempo.

¿Mostrarles las heridas del reclamo
los gritos del testimonio
nostalgias
fotos en los diarios
los sellos de las organizaciones
sus becas y viajes

o nada?


preguntas
cómo eran los monumentos del duelo imposible
los abrazos del aire
la mezcla de los huesos
la boca de los peces
o
si su lote del planeta era
semejante al nuestro
su comida
¿su paz?


¿Si estaban juntos
si temblaban
cuando la patria …

con vida los queremos?

…Porque esta patria
estos patriotas
tan confusa y cansada
…tan de comprar y vender
este borde del mundo
este angulito…

Su única
última palabra

Patria

¿Querrán aparecer?




de Videla,ediciones recovecos,córdoba,2009