Debo conseguir la llave del panteón
allí, el ataúd de papá
hablé con un funebrero
me explicó
para la ley
un cadáver es una cosa
(un bien supongo
como
todas
las cosas)
no puedo pedir autorización a mi madre
violentar eso y mirar
(nadie vio su cuerpo estallado en el Comet del 61 en
Brasil
alguien fue a buscarlo
y dijo
ahí duerme
bajo esas tapas
pero
ése
también murió)
los padres del poeta cordobés
Vicente Luy
estallaron en el
mismo accidente
era tan niño que
no pudo saber
ignoraba estos enlaces
de la cinta negra
cuando conocí a su abuelo
Juan Larrea
Vicente fue a Salta
a saltar
(más modestamente ¿no? desde un 7º piso
no desde un avión
que cae y se desliza hacia un monte de eucaliptos)
(si el piloto viviera
le preguntaría por mi padre
si permanecía
su rostro
hundido en el barro
o mirando el cielo…
le preguntaría)
eucalipto
etimológicamente
en griego
“bien cubierto”
soñé a mi padre por los bosque de Ucrania
de Letonia
tan derechito
y cierto…
llamaré a Nahuel
mi cerrajero
quiero entrar al panteón
y preguntarle
si él podría
(si puedo yo
debo preguntarle)
abrir ese cajón
y aprender
si se mantiene
esa cosa
que no es mi padre
o hay piedras
o nada
y
entonces
volver al fantasma
y caminar
yo también
entre la nieve
rusa
bajo las sombras cimbreantes
el silencio profundo de las cigueñas blancas.
abismo...a veces el silencio es eso sin que lo sepamos.
ResponderEliminarTe admiro mucho querido Ale. Un abrazo
Nunca será tan perturbador el saber a dónde se van los muertos, cómo el a dónde se quedan. Deambula uno en la búsqueda como otro fantasma. Estremecedor texto Alejandro. Un abrazo
ResponderEliminarveinte años
ResponderEliminares sólo una medida
del instantesiglo
una lámina incolora
que no me ha dejado
nisiquiera mover
tu foto de mí.
hermoso texto, alejandro.
ResponderEliminartan derechito y cierto...
El texto, el poema es hermoso. La llegada a mí lo vuelve reflexivo sobre lo que no siempre se quiere. Qué valentía hablar de la muerte de los padres de uno. Muy diferente a filosofar de "la muerte". Fuerte.
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