vimos
sobre la cumbre del deseo
una multitud impávida
saludaban
la comida era blanda
el aire
bueno
por la tarde besábamos una especie de mar
atado con hilitos
el porvenir llegaba con tarjetas y permiso
las palabras servían una razón
sutil, amable
los demonios guardaban
un museo de lágrimas
el cordero servía licor a los leones
éramos turistas
cantábamos
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