martes, 17 de agosto de 2010
Cómo reconocer a un gran poeta
Mírele la espalda, como se torció, o si pesaba la joroba alada (pero la espalda entera hasta el final… nada de mirar tan solo el hombro, la marca de arpillera, el galón de encanto) le ha de doler, seguro, así como los pies, la herida venerable.
No le pregunte nada, sirva dolor, el vino, entonces dirá mucho hablando de otras cosas (el agua en Marte, la ley sumeria, el callo…pero de él conversa, de él…de eso escribe y se pronuncia; casi siempre).No pregunte.
Su obra semejará esa bruma que alza el pasto luego de noches terribles y caballos muertos. Llevará, entre páginas, una mano tendida, muy blanca, lastimada, atrayendo, ahuyentando lo raro, lo muy simple. Si no hallara esa neblina o esa mano desconfié, porque ese poeta puede haber llegado acaso, al corazón vacío de la letra y al corazón ahíto del lector pero, no es grande porque, un inmenso poeta, es fatalmente, una manito lastimada,dura como tendón de fuego.
Si lo encuentra ganándose el pan confinado entre burros o dragones y sonríe…
en las minas de sal y canta…
entre golpazos y muletas mirando siempre el cielo…
agotándose por dos monedas, cuatro, que derrocha en asuntos de niño
entonces
ya sentirá certeza
como un gran poeta
prodiga su existencia
ése poeta.
En su modo de amar arde el mapa y en su justicia va el cuero y va la siembra…la ternura es feroz, el grito alto…pregunte a los que amó y sume lo que odiaba…si todo está confuso y llueven preguntas mientras crece el descuido, allí por cierto, allí, en esos seres, esas patrias, fue hierro su estatura.
Tómese el trabajo y, por favor, no apele al sabedor, a las antologías…cuente la sombra, sienta el frío y si le llegan esas ganas de abatir la brújula, de quemar la casa, los discursos, usted, en ese instante habrá leído, escuchado, vivido un gran poema (y el poeta de mentas, atravesado por el sueño, la pena del sueño y la fuerza del sueño, andará detrás, durmiendo; sorprendido).
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¿una manito lastimada? Será que quiso decir: ¿Una manita lastimada? Disculpe pero si es: una manito lastimada, no se que quiere decir, me gustaría que me lo dijera. Gracias.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Ohhhh, me encantó este poema. Con tu permiso, lo voy a llevar al taller de escritura que dicto para leerlo y compartirlo con los alumnos. Dice bellamente muchas de las cosas que siempre intento transmitirles acerca de nuestro "torvo oficio", como diría Dylan Thomas.
ResponderEliminarY para mí es "manito lastimada" nomás, sin ninguna duda. "Manita" suena a folclore mexicano, no sé, yo no lo cambiaría.
Abrazos desde Buenos Aires (casi casi La Plata ya).
AP
Y el maestro, asediado por la multitud, dibujaba manitos a diestra y manitas a siniestra, en la plenitud del ocaso. Mano a mano, la piedra sin lanzar, fue erigiendo su propio destino. Así es el poema.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Ale y gracias por mostrarnos la salida al callejón de la rosa.
analía,eli gracias por darme una mano,una manita...fui de esos niños que siempre le tuvo terror a las maestras...abrazos,futuros,recompensas
ResponderEliminarTarde .... pero llego!
ResponderEliminarAntes de incendiar la casa ... que es lo que me falta. (A la brújula la dejé hace mucho y ahorros no tengo).
Ya había encontrado al poeta, "atravesado por el sueño, la pena del sueño y la fuerza del sueño"... estaba tan cerca! lo leía y a veces él también me leía. Y así seguimos, cerca, cerca.
Abrazos!
me gusto mucho
ResponderEliminar:)
beso