domingo, 24 de diciembre de 2017
Magistratti a propósito de Nombrar
Por cada despedida, por cada adiós no dado tal vez a tiempo, necesitamos armar los propios cementerios o mejor dicho,armar nuestra consigna de objetos extraviados. La operación consiste en volver a nombrar: acá está Fabián, acá va René, allá Jorge y el Turco, ahí Luis, Eugenia, Elida...Será posible que,como decía el poeta Manuel J. Castilla, uno a veces nombra las cosas sólo porque esas cosas no lo maten.
El que nombra en este libro es Alejandro Schmidt, principal poeta de la escena literaria argentina, y lo hace con el nombre secreto de cada quién. El proceso de re-nombrar es también un hacer presente el punto exacto de la intemperie que nos deja toda partida. Una cartografía de adioses compone este libro que es ya un territorio de la memoria (porque ¿hacer memoria no es también otra manera de seguir amando?).
Podría decirse que el lenguaje de Schmidt es único en su especie poética. La poesía de Schmidt es raspadura. Algo ha impactado sobre el cuerpo con todo lo que tienen de orfandad, ahí está la marca de lo que nos rechaza y que ambiciona llegar al hueso,sumergirse en la carne ,lastimar. La poesía de Schmidt nombra para hacer patente la amenaza y la raspadura y todo loo que tenemos de indefenso ante las cosas que no nos han amado del todo o que no hemos sabido amar.
La poesía hace reunión de los vivos o muertos, no importa ya su estado, pero si el dato de que ya se han desprendido.
En el extremo,saluda a Sissí, su hermana, porque Schmidt sabe que sólo la poesía puede hacer justicia su modo, en su última instancia volver ileso invulnerable a aquello que siempre esta tentado por la extinción,
Contratapa de María Julia Magistratti para nombrar editado por Caleta Olivia en Buenos Aires, en el presente año.
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