cuando escribo menos escribo mejor en el peor sentido
debo persistir
escribir continuamente
así logro escribir
más acá de…
más allá de …
porque me desconozco
y gozo el revolcón de sombras
ya no releo
siento temor
qué es eso?
quién estuvo allí?
¿Una
galaxia espiral en la constelación Coma Berenices,
Messier 64, la f galaxia "Ojo Negro" o la "galaxia de La Bella Durmiente"?
(durante años escribí escuchando los Grandes Iniciados de Erik Satie
contemplando
La espera de Spilimbergo , algunos
figurines de Balenciaga
muchos
se inspiran en fantasías narcisísticas ,la envidia o el dolor que
provocan
los demás
durante
años borré hasta comprender el resto
señores!!
esta
es la obra!!
esta
la inmaculada
concepción!!
letra:
tabula rasa
midiendo
extensión y volumen de la carcajada
el frasco de su acíbar
se
reconoce al genio).
DE LO QUE CONTABAN
…entonces soñé con el perro negro,
andaba por toda la casa como si hubiera perdido o no encontrara su lugar […]
así comprendí que el mal se había retirado de nuestra casa o había perdido el
poder o algo así…
con el Diario de un perro Oskar Panizza :
HOY ME HAN
VENDIDO a mi nuevo amo. Yo soy del campo. Desde ayer estoy en la ciudad. Todo
es nuevo para mí, y todo se precipita sobre mí en forma de impresiones
extrañas. Puedo decir que desde ayer siento que soy un perro. Estoy pensando.
Antes hacía todo eso inconscientemente. Veo que el pensar es un trabajo que a
menudo provoca dolor. Lo que me preocupa es que ese trabajo no se ejecuta
voluntariamente. Ya no soy feliz como antes, pero me siento más orgulloso.
(...)
HE CORRIDO
MUCHO; Estoy muerto de cansancio; añoro mi pueblo. Allí, ¡qué rico trato con la
naturaleza! Aquí, ¡qué monotonía, qué mundo gris, cerrado por muros de piedra!
Allí un gigantesco cielo cuyo dibujo varía todos los días, árboles, bosques,
estercoleros para nuestras narices, ¡mu, mu! y ¡quiquiriquí! Aquí un mundo
cerrado con barricadas, y por medio da vueltas el género humano, saltando,
gesticulando y chirriando las bocas. (...)
Yo soy un
perrito, y hoy, mientras iba corriendo durante horas detrás de las jadeantes
caravanas humanas, volví a sentir la vieja tentación de escrutar con más
detenimiento a esa curiosa raza, de examinarla y estudiarla desde el punto de
vista canino. Y que me disequen si hoy no he logrado, gracias a la lluvia, un
descubrimiento memorable, un notable principio clasificatorio. Una
diferencia me había llamado la atención en esa raza saltarina y agitada:
a saber, que el
cuerpo de unos remata en dos tubos o pilares tiesos como varas y gruesos como
árboles, sobre los cuales avanzan trabajosamente, agitándose y contrayéndose
con gran esfuerzo, mientras que en los otros la parte inferior del cuerpo
termina en una punta achatada de forma cónica, que les permite, sin embargo,
desplazarse lo suficiente, de modo semejante a los erizos. Acaso haya muchas
variedades humanas más en toda esa comedia urbana, pero todo lo que he visto
hasta ahora he podido reducirlo a esos dos tipos fundamentales. Pero cuál no
fue mi asombro cuando hoy, mientras iban corriendo de un lado a otro, pude
observar, favorecido por mi pequeñez, que también los hombres de remate cónico
tienen, por debajo de ese extraño pellejo, unas piernas en forma de tubo,
parecidas a las otras, aunque de índole muy distinta, semejantes a espigas y
que se mueven. Y mucho habría de engañarme si esa bifurcación del cuerpo no se
prolongara hasta una altura considerable. ¡Qué descubrimiento! ¡Qué curiosa
variedad ha producido aquí la naturaleza! ¿Qué habrá pensado? CADA DÍA VOY
MIRANDO detenidamente a los hombres con los que muy probablemente tendré que
vérmelas durante los próximos tiempos. En fin de cuentas, son lo más
interesante de lo que uno encuentra por aquí. Lo que sigue todavía
asombrándome sobremanera es que ellos, esa especie cuyos amontonamientos de
casa y excavaciones de calles atestiguan aparentemente un alto nivel evolutivo,
carecen por completo de talento para la orientación recíproca. Me refiero a la
posibilidad de entenderse unos a otros. ¿A qué vienen esas tremendas
expulsiones de aire al aire, esos ruidos de dientes, esos chasquidos,
esas endiabladas gesticulaciones? ¡Qué trabajo más penoso! Cuando uno observa a
dos perros que se encuentran por casualidad y se exploran uno a otro, en pocos
minutos todo está hecho. Sabemos que el otro se queja del frío, que tiene
hambre, que lo han golpeado, que tiene un alma tierna, que es terco, que
desconfía; el aliento nos lo dice todo; el alma se extiende abierta ante
nuestras narices. Vean, en cambio, a dos hombres. A quien no lo haya visto,
dificilmente podré darle una idea de lo que es eso. ¡Qué confusión! ¡Qué
dispendio de ruidos y de movimientos! (...)
La verdad es
que a menudo me pregunto si todos esos sonidos, esos graznidos y falsetes,
tienen algún significado; si esa raza, pese a ese dispendio colosal, sabe finalmente
qué piensa el otro por sí mismo y qué piensa de uno. Muchas veces, uno de
ellos, con las mejillas hinchadas y ojos salientes, echa a rodar hacia fuera
raciones enteras de sonidos, verdaderas explosiones, contra su interlocutor;
éste, a modo de respuesta, se reclina y escupe hacia el cielo unos rapidísimos
trinos o resoplidos en voz de tiple sobreagudo, verdaderas descargas de
artillería, cruzando generalmente las manos sobre la barriga. Todo ello se
acompaña naturalmente de abundantes contracciones, gesticulaciones y chasquidos
(también a través de la nariz). Al final, uno de ellos vuelve a quitarse una
parte de la cabeza (el sombrero), el otro saca el trasero, y luego se separan.
¿Sabrán algo el uno del otro? ¿De las cualidades de su alma? ¡Pobre especie!
(...)
(hasta
aquí incrustamos 17999 citas ¡¡¡¡¡¿ ENCONTRASTE A WALLY ?!!!!!!!)
Fragmento 84 (bis) de UNA SOMBRA LLENA DE PERROS
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