domingo, 10 de octubre de 2010

OSCAR DEL BARCO (BELL VILLE,1928)

la palabra
dijo
sea
el mar
y el olivo negro
y dijo
amad
su
lo
eso
con padre y madre
y al que puso los números
y esperó
el corte áureo
del mortal
con los ellos
anónimos
hasta decir pueden
hacerme tal
como lastimarme
el cuervo tendrá piedad
pongan más piedras
en mi labio
más
en el cielo
el vendaval de nubes
y es posible
que sea
negado por olvido
el hay
bendito
de la lengua del cántico
que dijo
qué piedad
qué amor
qué dios
de pronto creció
en el grano de la tierra
y el animal gritó
qué detrás de esto
o acaso bajaremos
al vencimiento del horror
en la otra orilla del tiempo
del fin y del olvido
hasta besar a la criatura
que amó
llamándola sin nombre
revelándola a ella sin ella
la con otro
o con muerte
si puso la boca en él
y dijo
qué más decir
si dijo 
dándose
al que 
recogió el soplo
que de pronto
fosforesció
en lo nadie
y pidió
más
quiero

un paso y otro
sintiendo gritos
disolviéndose
en cada
en los
y así
el verbo
cubrió de sílabas
el eso
sin límites
del hombre
sosteniendo
su sangre
y los olvidados animales
y el carnicero
y las moscas amarillas
en el travesaño
del que aceptó
la espina
del sufrimiento


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libre
del tiempo
el niño sobrevive
al llanto del hombre
y
es
también
el que fue
sin fin
dura mariposa
con fósforo
más abajo
del murmullo
en el sonido del invisible aleteo
sobre la vacilación
del que convirtió su lengua
en manto del fulgor
en el espacio del suspiro
en lo rendido
de lo inalcanzable por belleza
por eterna por ella
doblándose por otro
en el aire de los lirios
en el arder todo él
abierto a su propia intemperie
en el manantial de la criatura
mojando las entrañas del amado
y dijo
hazlo
sé lo que eres
ayúdalo en el viento de su sangre
en lo libre
de su polvo arrodillándose
y diciendo
háganme
quiébrenme
aprovechen al manso
y beban el agua
en su estrella de luz
floreciente de florecita
sobre las nubes rojas
bajo el sonido
de la voz resucitándolo
en el desierto del alma
y dijo
hágase
y sucedió algo de la nada
de algo
en su angustia infinita
de lágrima en carne de lágrimas
en los ojos del ave compasiva
veíanse los pinos
movidos por un aire de fuego
alabando la consumación
de la palabra
llevada a morir
en las espinas



de dijo - poema-,Alción Editora,Córdoba,2000

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