miércoles, 20 de octubre de 2010

Mi corazón era un hotel

 
 
necesidad


llega la locura a casa
se pone a coser
a cantar

a mediodía, mi chiquito
le ofrece vino
pescado

mi traje sastre
tu vestido
son para la tarde

la demencia cuidará la casa
los juguetes

para ser felices
- dice, caminando por la plaza,
desnuda entre los árboles-
sólo es necesario:

no sentirse lo más importante del mundo.
 
 
 
Mi corazón era un hotel


mi corazón era un hotel
vestidos de fiesta
los huéspedes se iban sin pagar
a los portazos

es cierto
a veces
una mujer lloró en sus ventanas
hasta cansarse

es cierto
yo era el que lustraba los zapatos

es cierto
hubo temporadas malas
problemas de humedad
palmeras muertas

todo eso es cierto
también la luna
y el loco que cantaba

mi corazón era un hotel
ahora parece una casa

una casita blanca.
 
 
 
casi se ha ido la luz


como otras veces
he dormido casi toda la tarde

imagino
cómo
cómo me vería alguien que
abruptamente
entrara a esa pieza
en esta tarde de setiembre

atravesado en la cama
de una casa modesta

vestido con un jean y una camiseta
manchada con gotas de naranja y chocolate

en este barrio
en este mundo.

y he permanecido allí algunas horas
con los sueños
con breves sensaciones de plenitud física
de espera

al despertar
casi se ha ido la luz

siento, entonces,
dolor y culpa
aunque
en realidad

nada de lo que debo y puedo hacer
devendrá en materia útil
urgente
necesaria

 probablemente

mi vida y mi escritura hayan sido
hasta ahora
este cuerpo tendido
entre la pobreza
la ciega plenitud
y los sueños.

esa respiración jadeante
la saliva que va dejando rastros (lentamente visibles)
entre la boca y la negrura
sobre una sábana azul

y la luz que decreció en la proporción exacta
como para que uno se sienta
vagamente culpable
precariamente sabio
sea quizás
el crimen de los hombres
la incumplida promesa de otros años.


de Esquina del Universo,Alción Editora,Córdoba,2001

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