sábado, 28 de junio de 2014

cuando escribo menos escribo mejor en el peor sentido



cuando escribo menos escribo mejor en el peor sentido
debo persistir
escribir continuamente
así logro escribir
más acá de…
más allá de …
porque me desconozco
y gozo el revolcón de sombras
ya no releo
siento temor
qué es eso?

quién estuvo allí?

¿Una galaxia espiral en la constelación Coma Berenices, Messier 64, la f galaxia "Ojo Negro" o la "galaxia de La Bella Durmiente"?


(durante años escribí escuchando los Grandes Iniciados de Erik Satie

contemplando La espera de Spilimbergo , algunos figurines de Balenciaga

muchos se inspiran en fantasías narcisísticas ,la envidia o el dolor que

provocan los demás

durante años borré hasta comprender el resto

señores!!

esta es la obra!!

esta

la inmaculada concepción!!



letra: tabula rasa



midiendo extensión y volumen de la carcajada

el frasco de su acíbar



se reconoce al genio).




DE LO QUE CONTABAN



…entonces soñé con el perro negro, andaba por toda la casa como si hubiera perdido o no encontrara su lugar […] así comprendí que el mal se había retirado de nuestra casa o había perdido el poder o algo así…




con el Diario de un perro Oskar Panizza :





HOY ME HAN VENDIDO a mi nuevo amo. Yo soy del campo. Desde ayer estoy en la ciudad. Todo es nuevo para mí, y todo se precipita sobre mí en forma de impresiones extrañas. Puedo decir que desde ayer siento que soy un perro. Estoy pensando. Antes hacía todo eso inconscientemente. Veo que el pensar es un trabajo que a menudo provoca dolor. Lo que me preocupa es que ese trabajo no se ejecuta voluntariamente. Ya no soy feliz como antes, pero me siento más orgulloso. (...)



HE CORRIDO MUCHO; Estoy muerto de cansancio; añoro mi pueblo. Allí, ¡qué rico trato con la naturaleza! Aquí, ¡qué monotonía, qué mundo gris, cerrado por muros de piedra! Allí un gigantesco cielo cuyo dibujo varía todos los días, árboles, bosques, estercoleros para nuestras narices, ¡mu, mu! y ¡quiquiriquí! Aquí un mundo cerrado con barricadas, y por medio da vueltas el género humano, saltando, gesticulando y chirriando las bocas. (...)



Yo soy un perrito, y hoy, mientras iba corriendo durante horas detrás de las jadeantes caravanas humanas, volví a sentir la vieja tentación de escrutar con más detenimiento a esa curiosa raza, de examinarla y estudiarla desde el punto de vista canino. Y que me disequen si hoy no he logrado, gracias a la lluvia, un descubrimiento memorable, un notable principio clasificatorio. Una diferencia  me había llamado la atención en esa raza saltarina y agitada:

a saber, que el cuerpo de unos remata en dos tubos o pilares tiesos como varas y gruesos como árboles, sobre los cuales avanzan trabajosamente, agitándose y contrayéndose con gran esfuerzo, mientras que en los otros la parte inferior del cuerpo termina en una punta achatada de forma cónica, que les permite, sin embargo, desplazarse lo suficiente, de modo semejante a los erizos. Acaso haya muchas variedades humanas más en toda esa comedia urbana, pero todo lo que he visto hasta ahora he podido reducirlo a esos dos tipos fundamentales. Pero cuál no fue mi asombro cuando hoy, mientras iban corriendo de un lado a otro, pude observar, favorecido por mi pequeñez, que también los hombres de remate cónico tienen, por debajo de ese extraño pellejo, unas piernas en forma de tubo, parecidas a las otras, aunque de índole muy distinta, semejantes a espigas y que se mueven. Y mucho habría de engañarme si esa bifurcación del cuerpo no se prolongara hasta una altura considerable. ¡Qué descubrimiento! ¡Qué curiosa variedad ha producido aquí la naturaleza! ¿Qué habrá pensado? CADA DÍA VOY MIRANDO detenidamente a los hombres con los que muy probablemente tendré que vérmelas durante los próximos tiempos. En fin de cuentas, son lo más interesante de lo que  uno encuentra por aquí. Lo que sigue todavía asombrándome sobremanera es que ellos, esa especie cuyos amontonamientos de casa y excavaciones de calles atestiguan aparentemente un alto nivel evolutivo, carecen por completo de talento para la orientación recíproca. Me refiero a la posibilidad de entenderse unos a otros. ¿A qué vienen esas tremendas expulsiones de aire al aire, esos  ruidos de dientes, esos chasquidos, esas endiabladas gesticulaciones? ¡Qué trabajo más penoso! Cuando uno observa a dos perros que se encuentran por casualidad y se exploran uno a otro, en pocos minutos todo está hecho. Sabemos que el otro se queja del frío, que tiene hambre, que lo han golpeado, que tiene un alma tierna, que es terco, que desconfía; el aliento nos lo dice todo; el alma se extiende abierta ante nuestras narices. Vean, en cambio, a dos hombres. A quien no lo haya visto, dificilmente podré darle una idea de lo que es eso. ¡Qué confusión! ¡Qué dispendio de ruidos y de movimientos! (...)

La verdad es que a menudo me pregunto si todos esos sonidos, esos graznidos y falsetes, tienen algún significado; si esa raza, pese a ese dispendio colosal, sabe finalmente qué piensa el otro por sí mismo y qué piensa de uno. Muchas veces, uno de ellos, con las mejillas hinchadas y ojos salientes, echa a rodar hacia fuera raciones enteras de sonidos, verdaderas explosiones, contra su interlocutor; éste, a modo de respuesta, se reclina y escupe hacia el cielo unos rapidísimos trinos o resoplidos en voz de tiple sobreagudo, verdaderas descargas de artillería, cruzando generalmente las manos sobre la barriga. Todo ello se acompaña naturalmente de abundantes contracciones, gesticulaciones y chasquidos (también a través de la nariz). Al final, uno de ellos vuelve a quitarse una parte de la cabeza (el sombrero), el otro saca el trasero, y luego se separan. ¿Sabrán algo el uno del otro? ¿De las cualidades de su alma? ¡Pobre especie! (...)



(hasta aquí incrustamos 17999 citas ¡¡¡¡¡¿ ENCONTRASTE A WALLY ?!!!!!!!)



Fragmento 84 (bis) de UNA SOMBRA LLENA DE PERROS

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