domingo, 30 de marzo de 2014

Mi madre, la Biblia y yo



En nuestra relación con las cosas, tal como la constituye la vía de la visión y la ordena en las figuras de la representación, algo se desliza, pasa, se transmite de peldaño en peldaño, para ser siempre en algún grado eludido –eso se llama la mirada.

Para hacérselos percibir, hay más de un camino. ¿Lo ilustraré, en su extremo, mediante uno de los enigmas que nos presenta la referencia a la naturaleza? Se trata nada menos que del fenómeno llamado mimetismo.

Al respecto se han dicho muchas cosas y sobre todo muchas cosas absurdas – por ejemplo, que los fenómenos de mimetismo se explican por una finalidad de adaptación. No soy de esa opinión. Los remito, entre otras, a una pequeña obra que muchos conocen sin dudas, la de Caillois, titulada Medusa y compañía, donde la referencia adaptativa es criticada de manera particularmente perspicaz. Por una parte para ser eficaz, la mutación que determina el mimetismo en el insecto por ejemplo, sólo puede hacerse de una vez y desde el principio. Por otra, sus pretendidos efectos selectivos quedan anulados cuando se comprueba que en el estómago de los pájaros predadores se encuentran tantos insectos supuestamente protegidos por algún mimetismo como insectos que no lo están.




 Lacan en La esquizia del ojo y de la mirada – Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis-




si pudiera hacerme una casita en la Biblia y tuviera sótano

allí

con el jaguar, la paloma

descansaría



si algo he de pedir

esas paredes

Señor
 esas paredes



bajo mirada de insectos me nació

la piedra de golpear



mamá no cuida sus muertos

los tiene así nomás

en la cartera



cuando es el día del fantasma

a papá

le deja hilos flacos en el plato



por la tardes color limón

regresa a casa con su ojeada encinta

“qué hiciste

has estado con el Libro

cura! cura!”



ordena al perro negro

donde vea humo

ataque Capitán

por quién sufro así

Corintios 6, 9-10



mis plegarias detienen la multiplicación del grillo

esas voces unen huesitos de la lluvia



cuando hablo de mamá la gente enciende suspicacia



ya lo sabía yo!!!



la mayoría de la gente

nace de gente

(yo nací de mi mamá)



porque

de la abundancia del corazón habla la boca

y de la piedra, el viento,

su canción



la Biblia no es mandato ni perdón

sino aquella mariposa de las islas

donde mamá

ya no soy ya no soy yo

un día abrí a mi madre el organismo

salió un sol

chiquito

un centavo

una torpeza

y los comió



así prefiero lo alto

esos montones de sombra



entre mi madre

la Biblia y yo

jardines de tijera y música



lo roto

ya sumó



ah, si pudiera ser hoja de esa Biblia

respirar quieto

levísimo de quién

debiendo cuidarme

me escarbó



entonces

sonreiría contra el paredón

(en el Apocalipsis (cap.12)

dice que el diablo

ya no mentirá acerca de nuestras penas

y el modo en que la mujer

venció al dragón)



en mi vida como hombre dice :

algunos dolores son santos por la sinrazón.


de Una sombra llena de perros




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