En nuestra relación
con las cosas, tal como la constituye la vía de la visión y la ordena en las
figuras de la representación, algo se desliza, pasa, se transmite de peldaño en
peldaño, para ser siempre en algún grado eludido –eso se llama la mirada.
Para hacérselos
percibir, hay más de un camino. ¿Lo ilustraré, en su extremo, mediante uno de
los enigmas que nos presenta la referencia a la naturaleza? Se trata nada menos
que del fenómeno llamado mimetismo.
Al respecto se
han dicho muchas cosas y sobre todo muchas cosas absurdas – por ejemplo, que
los fenómenos de mimetismo se explican por una finalidad de adaptación. No soy
de esa opinión. Los remito, entre otras, a una pequeña obra que muchos conocen
sin dudas, la de Caillois, titulada Medusa y
compañía, donde la referencia adaptativa
es criticada de manera particularmente perspicaz. Por una parte para ser
eficaz, la mutación que determina el mimetismo en el insecto por ejemplo, sólo
puede hacerse de una vez y desde el principio. Por otra, sus pretendidos
efectos selectivos quedan anulados cuando se comprueba que en el estómago de
los pájaros predadores se encuentran tantos insectos supuestamente protegidos
por algún mimetismo como insectos que no lo están.
Lacan en La esquizia del ojo y de la mirada – Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis-
si pudiera hacerme una casita en la Biblia y tuviera sótano
allí
con el jaguar,
la paloma
descansaría
si algo he de
pedir
esas paredes
Señor
esas paredes
esas paredes
bajo mirada de
insectos me nació
la piedra de
golpear
mamá no cuida
sus muertos
los tiene así
nomás
en la cartera
cuando es el día
del fantasma
a papá
le deja hilos
flacos en el plato
por la tardes
color limón
regresa a casa
con su ojeada encinta
“qué hiciste
has estado
con el Libro
cura! cura!”
ordena al
perro negro
donde vea humo
ataque Capitán
por quién
sufro así
Corintios 6, 9-10
mis plegarias
detienen la multiplicación del grillo
esas voces
unen huesitos de la lluvia
cuando hablo
de mamá la gente enciende suspicacia
ya lo sabía
yo!!!
la mayoría de
la gente
nace de gente
(yo nací de mi
mamá)
porque
de la
abundancia del corazón habla la boca
y de la
piedra, el viento,
su canción
la Biblia no es mandato
ni perdón
sino aquella mariposa
de las islas
donde mamá
ya no soy ya
no soy yo
un día abrí a
mi madre el organismo
salió un sol
chiquito
un centavo
una torpeza
y los comió
así prefiero
lo alto
esos montones
de sombra
entre mi madre
la Biblia y yo
jardines de
tijera y música
lo roto
ya sumó
ah, si pudiera
ser hoja de esa Biblia
respirar
quieto
levísimo de
quién
debiendo
cuidarme
me escarbó
entonces
sonreiría
contra el paredón
(en el Apocalipsis
(cap.12)
dice que el
diablo
ya no mentirá
acerca de nuestras penas
y el modo en
que la mujer
venció al dragón)
en mi vida
como hombre dice :
algunos dolores son santos por la sinrazón.
de Una sombra llena de perros
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