¿Quién llorará a los terneros de tanta confusión
sentimental
Cuando suban mudos a los trenes de la resurrección?
¿Quién esta melancolía de vacas y álamos por el sur?
¿Quién lamentará sus breves años dichosos
Entre las mesas de la avidez?
¿Quién llorará los frescos ataúdes
Nubes prontamente dispuestas
A su quietud o fantasma?
Y esa boca enterrada en oro
Esas horas rampantes
Ante un dios cegado
¿A aquellas lágrimas en su casa del nunca amanecer
quién le dará número?
¿Bordará sus nombres
En un país de hadas?
Según cada corazón
¿Quién
Cruzará lo submarino
Y ya olvidado el hielo
Presentará los huesos a una luz?
¿Quién
Abierto hasta lo profano
Dirá a la pena
Aquí
Y al aire
Adiós?
Impávido permanece el cielo
De quien nada sabe
Y aún
El deseo de vivir
Recorre
Angosto
Las temperaturas.
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