lunes, 6 de febrero de 2017
se muere en quinientas cincuenta y nueve camas
Este distinguido Hotel es muy antiguo.Ya en la época del rey Clodoveo se podía morir en algunos lechos. Ahora se muere en quinientas cincuenta y nueve camas. En serie,naturalmente. Es evidente que, a causa de una producción tan intensa cada muerte individual no queda tan bien acabada,pero esto importa poco. El número es lo que cuenta. ¿Quién concede todavía importancia a una muerte bien acabada? Nadie. Hasta los ricos,que podrían sin embargo permitirse ese lujo,comienzan a hacerse descuidados e indiferentes;el deseo de tener una muerte propia es cada vez más raro. Dentro de poco será tan raro como una vida personal. Dios mío,es que está todo hecho.Se llega,se encuentra una existencia ya preparada;no hay más que revestirse con ella. Si se quiere partir,o si se está obligado a marcharse:sobre todo ¡nada de esfuerzos!"Voilà votre morte,monsieur"!Se muere según vienen la cosa,se muere de la muerte que forma parte de la enfermedad que se sufre. (Pues desde que se conocen todas las enfermedades se sabe perfectamente que las diferentes salidas mortales dependen de la enfermedades y no de de los hombres: y el enfermo,por decirlo así, no tiene nada que hacer).
Rainer Maria Rilke de Los cuadernos de Malte Laurids Brigge (1910) según la versión que aparece en la edición de Losada (Bs. As) en 1968 . Traducción Francisco Ayala
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