Señora de los degolladitos
Señora del azúcar y el río turbio
si prometí algo y no cumplí
que en sueños
llegue tu advertencia
Señora de la espina concedida
ví gente en el fuego
llévame a la roca más alta que el yo
así en la montaña incomparable
el ser de maldad sufrirá el rayo
apura
en el entresijo del tiempo
los ardores de vos
que nada calma salvo
el obstinado sol de una esperanza
Señora de la última caída
y el primer temor
Señora de la desesperación
tejida en vendas tutelares
que la luz del veneno muestre
el apaciguamiento
Señora de los desnudos por la injusticia
Señora de las viejas estrellas
perdidas en el gigantesco calamar del sopor.
publicado en la revista Cancionero, Ciudad Juárez, México, 2012.
publicado en la revista Cancionero, Ciudad Juárez, México, 2012.
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