el
problema no es que nuestros poemas se traduzcan o no a la voz oficial del
imperio
el
problema es que se editen en los arrabales de la supremacía
y
sean larvas (diría) en la precaria cultura de los que designan tapas
turismo
cátedras
el
problema no son los sistemas de distribución
el
entrado- salido de los escritorios virtuales
en
tanto y en cuanto refracten sobre el Glam alterno
el
problema no son los mecenas lavándose después de crímenes y crímenes
ni
nuestros cancilleres de letras
y
su ignorancia, mala memoria, desidia o mezquindad
el
problema es creer
leprosearse
y
no atar una campana al pie para salir a mendigar
el
problema es estar solo para siempre
y
hablar desde el cajón
el
problema no son las imágenes
sino
el silencio de dios
el
problema son los analfabetos de la gloria
(sabremos
perfectamente qué es la gloria
cuando
hagamos un jarrón con el dolor
del
deseo
y
lo llenemos con lirios de los valles)
si leo a tao lin
y
a tanto de la alt lit
y
a los anteriores
generación
X, etc.
comprendo
que
el problema del siglo XXI
en
cuanto a la justicia o no
de
alguna lírica
alguna
herida de la cosa en sí
vanguardia
o
percepción
no
depende de cuestiones administrativas-tecnológicas
el reflujo del poder
y
la cabellera de los bárbaros
sino
de cierta desilusión
en
cuanto al rigor de los venenos del yo
nuestro
problema es la interpretación
de
lo imposible
considerando
lo imposible
como
producto
nuestro
problema es la desaparición
como
una de las bellas artes estatales
nuestro
problema es la claridad de los psicóticos
su
ética
con
naturalidad pienso en siglos venideros
(como
todos los muertos por otra parte
sentados
a través de la galaxia)
nuestro
problema es conjurar una soledad de vodevil
y
después llamarla maldición
destino
fiesta
triste
el
problema no es que el azar se vuelva necesidad
el
problema es levantarse y sonreír desde todos los huecos de este cuerpo
mortal.