sábado, 31 de mayo de 2014

PARA EL DIARIO LOS ANDES , MENDOZA

I

Sábado, 31 de mayo 2014

Una poesía visceral

A lo largo de los años, Schmidt ha publicado decenas de libros que circularon, dispersos, por los curiosos anaqueles de lectores ávidos y entusiastas. Recientemente, la editorial Nudista reunió poemas, en una antología fundamental.


Fabián Soberón - Especial para Cultura

Materialista y simbólica, escéptica y directa, la poesía de Alejandro Schmidt aletea desde hace décadas en el aire argentino. Con ritmo seco y escansiones virulentas, con un vocabulario coloquial y expresionista, el poeta cordobés Alejandro Schmidt propone versos que mezclan la afirmación rotunda y la elipsis expresiva.
A lo largo de los muchos años, Schmidt ha publicado decenas de libros que circularon, dispersos, por los curiosos anaqueles de los lectores ávidos y entusiastas. En el 2013, la editorial nudista reunió poemas de diferentes libros y compiló una antología fundamental. Schmidt, contundente y siempre lírico, expresa sus ideas acorde con el ritmo trepidante, pesimista y esperanzado (valga el oxímoron) de sus versos.
Su poesía y su palabra atacan la vida y muestran su corazón (el zumo del dolor) desde una perspectiva a la vez desencantada y vitalista. Para Schmidt, el arte y la poesía no son meras formas abstractas sino que hunden su sustancia en el pozo de la vida, y, desde ahí, esa “señora”, la poesía, lo alza sobre el mundo y lo suelta para que él de un testimonio encendido, expresionista y visceral.

–¿Por qué ha persistido en escribir poesía? Pienso en los muchos libros y en los muchos años de lectura.

–¿Por qué vuelven ciertos pájaros golpeados de la luz? ¿Cuál es el valor del testimonio y el testigo, en W. Benjamin? ¿Qué entendió –entre otros – Foucault por “autor”? Persisto por la inocente felicidad de lo imposible, la curiosidad, la  certeza de una estrella más o menos benévola en mis días. Agrego la idea de destino que es anagrama de “sentido”. ¿Por qué ha persistido la poesía en volver, a lo largo de medio siglo, a un más acá de mí?

–Encuentro estos opuestos en su poesía: materia y símbolo, miseria y breve trascendencia del signo. Por momentos, la palabra es un tumba, una ascesis terrenal hacia el barro y una forma mustia de leer el dolor o el más allá. ¿Usted ve opuestos en su poesía?

–En poesía y existencia  siento la presencia de dobles (alucinación, sombra, religión o metafísica, poco importa  el orden o la entomología de lo imaginario). No encuentro nada opuesto, siento, más  bien, todo complementario, de la cicatriz: la herida como decir, de la injusticia la memoria o del instante lo eterno. Lo que llamamos lucha, contradicción, contraste es, a menudo, estricta confusión.

–Casi como si fuera Kant, usted siempre vivió de forma permanente en una ciudad “corta”: “como cuando era /muy joven/siento que nunca podré irme” (“Aquí”, 1996). ¿Cree que su poesía está ligada a esa ciudad “corta”?

–Villa María es “corta” porque todo lo es en la llanura. No siento que mi poesía esté ligada a la experiencia de esta ciudad. Vivir aquí me ha permitido acaso una mayor concentración en la escritura debido a la carencia de estímulos espirituales o intelectuales .Villa María es un centro comercial y de tránsito, de poca identidad.

–Junto con el escepticismo que hay en los versos, hay también una forma expresiva de contar y cantar el abandono, el dolor. Por ejemplo: silba/insiste/llama a su perro// si una vez/ una sola vez/hubieran llamado así/a mi corazón” (“El jorobado”, 1998)…

–Solo el desamparo, el dolor, la falta, el resto, se cantan, se cuentan…lo demás, generalmente se agota en el vivir, digamos, en la superficie de la especie o… en la prosa.

–“Estoy conforme/no quiero que nadie me dé nada/solo abran las puertas del infierno”. Ese hombre de la “escuela industrial” vive en una especie de desierto de la esperanza. Ese tono, esa música recorre, creo, su poesía. ¿Podría hablar de esto?

–Y caminaré hasta las pezuñas de oro/mojado por la memoria de la eternidad/… continua ese poema, y ahí se cifraría una respuesta, el no pedir, no esperar y la memoria, la eternidad como valores salvíficos. Creo que he pecado de excesiva esperanza en vida y obra, el complemento entonces, serían tantos momentos elegíacos ¿no? aparte de su efectividad como recurso lírico.

–“Aún leo para aprender a vivir”, dice el poema “Colmillos”. ¿Cómo es la ecuación (si acaso hay ecuación)? ¿La lectura ayuda a vivir? ¿La poesía rompe la vida?

–La lectura  del canon espiritual me ayuda a vivir; vuelvo a la Biblia, los estoicos, a los grandes escépticos (que son los grandes moralistas) siempre. Mi primera infancia en un seminario luterano, la temprana muerte de mi padre (profesor, traductor y sacerdote) son geometrías de este aprender, este vivir. Adscribo al difuso, intenso ideal del Romanticismo, por lo tanto sí, la poesía, debería romper la vida, para saber qué hay detrás de esa ingente máscara: lo Real.

–Entre los muchos libros publicados hay uno que se llama “Videla”. Ese libro entreteje los versos y la política. Para usted, ¿cómo es la relación en ese binomio? 

–En Videla intenté testimoniar algunos matices, algunas  consecuencias de la dictadura, esta mirada al sesgo suscitó malentendidos varios, denuestos, enigmas… fue un ajuste de cuentas contra cierta comodidad de la simplificación, la demagogia y los negocios de la memoria.

–Sus versos no son autobiográficos, pero hay algunos poemas que refieren las figuras de su padre y de su madre. Hay un libro que se llama “Mamá”. ¿Podría hablar de las relaciones entre biografía y poesía?

–Coincido, no son autobiográficos pero, la astilla biográfica aparece como recurso dramático, como purificación también.

–Alguna vez hablamos de que muy pocos escritores permanecen. ¿Usted escribe para el recuerdo o la poesía es una lucha contra el olvido?
–Escribí para los amigos en la adolescencia, para llamar a un oscuro dios, para saber de mí, para dar cuenta de un hacer y un ser en el mundo; escribí, escribo por razones vitales… el concepto de posteridad me suena a -según Céline- un discurso a los gusanos…

–En varios poemas, hay sujetos o personajes que pueden calificarse de obreros o de trabajadores. A la hora de pensar un poema, ¿le han interesado ciertos tipos humanos?¿ O sus poemas responden a cierto contexto obligado, como si fueran una forma expresiva del entorno? ¿O no y la poesía es mera forma, última elegía del yo?

–En los 15 o 20 primeros libros que publiqué hubo una recurrencia a las clases populares, a los desposeídos porque esa es la realidad que viví e intenté comprender/reflejar, después el registro devino en libros que, tratan más lo espiritual, lo filosófico y los problemas de la poesía. La poesía no es ni debería ser, mera  forma. El concepto de “oficio” me resulta de una mediocridad impar

–Me parece que hay un cruce extraño en su poesía. A la vez, leo una especie de realismo desenfadado y un simbolismo expresivo, expresionista. Hay un fuerte trabajo con la elipsis y el ritmo y cierto hermetismo lingüístico, solapado. ¿A usted qué le parece? (pienso en “Serie americana” y en “Escuela industrial”, por ejemplo)

–El asunto del ritmo me preocupa más que el de la melodía, importa la respiración del poema, su decir como soporte de su expresar. Más que desenfado diría: humor, ironía, sarcasmo. Le agradezco su lectura de lo expresionista –que nadie advirtió hasta ahora – y es cierta; el expresionismo en literatura y artes visuales me exalta.

–¿Que poetas recomienda leer?
–Es urgente leer en primer lugar los poetas de nuestra lengua, región, país y continente; en la arbitrariedad de todo gusto citaría de Córdoba a Romilio Ribero, Alejandro Nicotra, Elena Annibali, del país a Juan l. Ortiz, Bayley, Raúl Gustavo Aguirre, Susana Thénon, Carlos Vladimirsky, Fijman, Luis Benítez, Dolores Etchecopar, Mastronardi, Molinari, Olga Orozco, de América Latina a César Vallejo, Pablo de Rokha, José Emilio Pacheco, Gonzalo Rojas, de España a Miguel Hernández, Leopoldo María Panero, Antonio Gamoneda y luego Ginsberg, Dylan Thomas, Pound, Hölderlin, Novalis, Trakl, Rilke, Leopardi, Rimbaud, Quasimodo, Montale, Poe …

–“A la poesía le di mi corazón”, dice en ese largo y emblemático poema autobiográfico (que había permanecido inédito). ¿Y la poesía qué le dio? ¿Le dio algo? ¿O es una señora que lo alzó “sobre el pozo del mundo” y lo soltó?

–La poesía no tienen por qué “dar” nada, está ahí como la lluvia o las estrellas…uno le roba o agrega a su tesoro –que es el del viento, el de las fosas abisales -las propias vacilaciones, algunos papeles quemados en lo oscuro. Sí, me alzó sobre el mundo esa señora y me soltó, todavía estoy esperando que me busque, me pida perdón.

En tres líneas
1- Schmidt nació en Villa María, Córdoba; el 3 de mayo de 1955.
2- Es poeta, editor y periodista cultural argentino. En 1982 funda y dirige diversas revistas literarias, como Luna Quemada, Huérfanos, El Gran dragón rojo y La mujer vestida de sol.
3 - A modo de libros, plaquetas, folletos y cuadernillos publicó más de 40 textos de poesía. Integra más de 50 antologías del país, América Latina y Europa.

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