martes, 31 de agosto de 2010

MARÍA MERCEDES CARRANZA (COLOMBIA, 1945-2003 )

 
 
 
El Corazón

 


Cuarenta años han dejado nudos y sospechas

y un cielo turbio donde envejecen sin remedio

el sol, la dicha y las palabras.

Lo cruzan calles ahora sin olores ni mediodías;

a veces el esplendor de un nombre

se pudre como saliva o como flor.

Ausencias y desamores son raíces secas,

ya sin rabia ni belleza.

Ha hecho suyas algunas cosas muertas:

las risas, las caricias y las cenizas de una tarde

el sabor del domingo a los diez años,

ciertos versos celestinos y necesarios,

algunos cuerpos usados con ternura.

Allí el futuro está de sobra

como el polvo en los muebles de la casa

y sólo una certidumbre sobrevive:

el deseo incancelable de estar siempre en otra parte.

Una lluvia bogotana, leve y gris, cae sin parar.

Cementerio de sueños, pobre corazón,

nada inmortal lo habita.

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