martes, 6 de abril de 2010

SANTIAGO ESPEL (BUENOS AIRES,1960)




El casco de guerra


Cuando el empleado lo dio vuelta para repasar
el estante de vidrio donde se apoyaba,
vio adentro del casco de guerra la colonia de piojos;
adheridos a la concavidad del hierro áspero,
y ante un corto y enérgico sacudón de la mano,
los piojos,de a miles,desataron el nudo oscuro
que formaban en la parte superior del casco;
cuando no quedó ni uno solo de los piojos
apareció el mechón renegrido y sanguinolento
que los reunía pegados al hierro interno;
el casco estaba despintado y tenía una abertura
como una grieta en la tierra reseca de la sequía;
tenía también unas letras y números y nada más;
adentro había un rectángulo adhesivo con un código;
el empleado despegó con una espátula
el mechón de pelo que cayó al piso;
con el golpe salieron los últimos piojos
y el empleado los roció con un insecticida;después
repasó el estante y acomodó el casco en su lugar.



Hombre de cierta fortuna


Entre los objetos de la descendencia encontró
dos corbatas,un título de propiedad de un terreno
en algún pueblo de la provincia,un reloj de oro,
una baraja española con mujeres desnudas
y una palangana de acero inoxidable.
Usó las corbatas durante veinte años;
por deudas inmobiliarias el Estado terminó
por expropiarle el terreno;
empeñó el reloj para hacerse una dentadura de porcelana;
jugando,apostó la baraja y las mujeres desnudas y perdió;
finalmente una tarde de lluvia en el balcón,
descubrió la sabiduría en el agua quieta de la palangana.


de,Cuaderno acústico,Ediciones La Carta De Oliver,Vicente López,2010



1 comentario:

  1. ¡Me agrada! No hay una razón visible, pero seguro tengo alguna guardada. Gracias!

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