«No podía esperarse otra cosa de un ambiente en donde para hacer carrera hay
necesidad de cumplir inexorablemente ciertos requisitos de servilismo,
adulación e hipocresía y donde ingenuamente las gentes confunden estos
trámites, esta ascensión exacta y previsible, con la política. Sin duda el
fenómeno del arribismo se produce en todas partes y no sólo en el ajetreo
electoral, sino también en la vida económica y en la vida cultural, pero aquí
ha tomado en los últimos tiempos características exacerbadas y mórbidas, cuyo
estudio sería interesante y tendría quizás que empezar por la influencia que la
aguda crisis de estructura del país y consiguientemente de los partidos
políticos ejerce sobre el trato social, sobre la comunicación en la existencia
cotidiana. Resulta significativa la frase que un político de las nuevas
generaciones usa a menudo: Voy a cometer mi acto diario de abyección, fórmula
que exhibe la decisión -en otros casos furtivamente de obtener a todo trance un
puesto de ministro, de parlamentario, de orientador de la opinión pública, en
fin, de ser alguien, de parecer. Su humor es una coartada; intenta cubrir el
desarrollo ético con el confort ambiguo y efímero del lenguaje. Se trata de un
sorelismo ciego y satisfecho, cuyos objetivos dependen de algún destino ajeno e
imperial. El oportunismo de Julián Sorel es lúcido, torturado, solitario y más
eficaz a la larga. En nuestra América el héroe empeñoso de Rojo y Negro hubiera
llegado a ser presidente de la república.»
Jorge Gaitán Durán poeta y crítico colombiano (1924 – 1962) en La
revolución invisible (1959)
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