jueves, 5 de abril de 2012

EL QUE PAGA EL MEJOR CAJÓN....


Empecé vendiendo planes de sepelio hace siete años, y luego de a poco me fueron metiendo en los servicios. Primero miraba, después ayudaba a mis compañeros con el carrito, los pies, los atriles y la vestimenta. Y luego quedé sola en una sucursal, así que a veces debo hacer el peor trabajo que es retocar el rostro y esas cosas. Los sepelios son largos y extenuantes, a veces pasás 24 hs. Te comés todo, los gritos, la puteada, la amenaza, el profundo agradecimiento, el abrazo, los rezos, la mezquindad entre familias, el que no quiere pagar, el que quiere pagar con un tele y el que paga el mejor cajón y tenía a la madre en un geriátrico veinte años. Los servicios pelados donde no vino más que un vecino y el que se llenó de gente que te pregunta quién murió. El cuerpo dice tantas cosas, de su placer o su maltrato. Te dice por ejemplo que nadie le dio pelota y hasta la familia le trajo ropa vieja que ni siquiera le entra y ni siquiera les importa y están los otros que vienen con la blusa, la pollera, las medias y hasta la medallita, todo prolijo. Por eso acá todos hacemos todo y estamos preparados para lo peor. Los revires y las trifulcas y el loco que a último momento no quiere cerrar, y el hijo preso que viene que ya es otro evento, el evento de los amigos que quieren mirarlo de lejos o que aprovechan para pasarle la última. Hay tanto y tan poco y es continuo. La mayor parte del tiempo estoy en la administración, la otra tarea es sólo cuando entra o sale un servicio. Lo peor es la salida, el dolor de los vivos...


LAURA GARCÍA del CASTAÑO (de un mail de semana santa)

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