Ejercicios de estilo
Después de la operación,yo veía en mi rodilla tres cicatrices,pero el cirujano veía tres portales de entrada.
El ángel caído
La niñez lo devora todo.
Sus razones tendrá
Por algo será que el espejo me devuelve la imagen.
El pequeño Sísifo
El chico de enfrente ha consagrado toda la tarde a tirar avioncitos de papel desde el balcón.En cuanto uno se estrella,corre dentro de la casa, fabrica otro y vuelve a empezar.
No consigue que sus vehículos emprendan el vuelo.
El placer del texto
Una máquina de escribir atravesaba la noche.También mi pensamiento escribía su página nocturna.
de,Descortesía del suicida,Editorial Candaya,Barcelona,2008.
Son poemas inteligentes, artefactos poéticos, microcuentos, historias que no acaban. Me gustó sobre todo el pequeño Sísifo...
ResponderEliminarAbolido toda univocidad, cada palabra hurta o restituye aquí una imposibilidad: la del goce –instancia no comunicacional- en nombre del cual todo otro goce será recusado como carente. La brevedad de estos textos, en tanto límite en el que no hay extenuación posible del sentido, supone un pasaje, una bisagra, un intersticio: intercambio lúdico de la reversibilidad del continente y el contenido, del interior y exterior... Un deleite tanta lucidez. Mis Saludos, Alejandro.
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